Una senda espontánea en pos de la creación
01/10/2010 - 09:45
Casi despistando. Ésta puede ser la primera impresión que uno se lleva al hablar con el artista Álvaro Alejandre acerca de su muestra pictórica Trasfondos de la realidad, expuesta hasta el próximo día 23 de este mes en la Galería de Guadalajara; un total de 21 obras que detrás de su apariencia naturalista constituyen el exponente de la más pura experimentación técnica y emocional para descubrir la senda de su propio destino. El artista se decanta por desligarse de la realidad tangible y propone una visión comprometida con la naturaleza a la par que perseguidora del mayor nivel posible de abstracción creativa apoyado en una buena dosis de espontaneidad.
A rachas. Lo mismo que todo el mundo comenta durante estos días sobre el rendimiento del jugador de fútbol de la selección española Fernando Torres, así dice funcionar el pintor Álvaro Alejandre, quien da a conocer parte de su obra en la Galería de Guadalajara con la muestra pictórica Trasfondos de la realidad.
Desde el pasado día 1 y hasta el próximo 23 de julio, todo el que lo desee podrá pasar por este espacio dedicado al arte para contemplar la fuerza de las 21 pinturas de este artista guadalajareño, natural de Torija. Huyendo de encasillamientos, Alejandre presenta una serie de obras que no buscan sino experimentar con las percepciones de la tan relativa realidad a partir de las emociones que brotan del subconsciente humano, de donde deriva el título de la exposición. Esta diversidad de pensamiento la intenta reflejar bajo formas realistas de contenido abstracto.
La naturaleza y el entorno quedan reflejados con una pincelada llena de una firmeza no exenta de delicadeza. Su autor reconoce plasmar sus obsesiones en sus obras, lo que le lleva a trabajar con obras que tienen una cierta tendencia al exceso. Creo que las concentro demasiado, valora haciendo autocrítica Alejandre, y añade que lo hago de forma un poco insconsciente. No obstante, su trazado sirve para dar rienda suelta a su imaginación y, sobre todo, a descubrir nuevos puntos de vista de la realidad. Me gusta hacer una pintura vanguardista, experimental, apunta el alcarreño. Fruto de esa libertad creativa, el artista deja fluir los aspectos más duros de sus obras, tal y como él los califica y el uso de materiales innovadores en sus cuadros como el látex confirma esa inquietud constante en el desarrollo artístico de su obra.
Las figuras femeninas de Zuloaga o Modigliani, o pequeñas reminiscencias de Van Gogh y Gauguin, a caballo entre el Impresionismo y Postimpresionismo, laten sin tanto colorido mas de forma intermitente en las obras de Alejandre. Desde pequeño he tenido mucha influencia de los barrocos como Velázquez o Rembrandt, añade opinando que creo que nunca me he desligado de ellos.
Soltar amarras es lo que parece haber hecho el alcarreño con el paso de los años, quien comenta su transición desde una pintura figurativa y con tintes marcadamente realistas hacia un nuevo estilo más creativo y espontáneo que busca dejar protagonismo a los sentimientos y a los distintos estados de ánimo, creando cada vez más un mundo más personalizado.
Es utilizando el bastón de la experimentación y los pies de la fantasía tal y como se muestra convencido de alcanzar su destino: la creación, casi dando la espalda al recurso de las realidades tangibles, atajo que para él ha perdido valor tras los años.
En manos del azar
Alejandre confiesa dar pie a la casualidad y al azar cuando afronta un momento creativo. Puedo partir de algo real pero luego no me importa dejarme llevar, apostilla. No se siente seguro al intentar definirse, pero esta misma duda forma parte de su sello más característico, junto a su lado más barroco. Me gusta cambiar y no encasillarme, dice el artista, paradójicamente racional al reconocer que la pintura es una búsqueda y quizás por eso no tenga un estilo definido.
Sí afirma sin duda alguna que alcanzar una abstracción más pura figura entre sus principales aspiraciones. Y va tomando visos de tenerla más cerca cuando apuesta por desarrollar su trabajo sobre una base más intuitiva que evidente y que se despega de sus comienzos de una formación académica clásica.
Su predilección por el elemento natural en sus composiciones lo defiende al considerar que la naturaleza nos supera a nosotros y todo está en ella aunque hay que saber buscarlo. Naturalista pues, Alejandre lamenta la falta de conciencia que tan a menudo muestra el ser humano para con el medio ambiente y que hace al hombre creerse superior a ella. No somos creadores mágicos, observa el artista señalando el principal error que comete la especie humana. Todo ello sin olvidar que el cosmos y la galaxia ocupan un lugar destacado como sus principales fuentes de inspiración.
De cara al futuro, Alejandre habla de proyectos centrados en encontrarse a sí mismo, al más puro estilo Paulo Coelho. Afirma: quiero definirme en lo que hago y seguir buscando mi propio camino.
Desde el pasado día 1 y hasta el próximo 23 de julio, todo el que lo desee podrá pasar por este espacio dedicado al arte para contemplar la fuerza de las 21 pinturas de este artista guadalajareño, natural de Torija. Huyendo de encasillamientos, Alejandre presenta una serie de obras que no buscan sino experimentar con las percepciones de la tan relativa realidad a partir de las emociones que brotan del subconsciente humano, de donde deriva el título de la exposición. Esta diversidad de pensamiento la intenta reflejar bajo formas realistas de contenido abstracto.
La naturaleza y el entorno quedan reflejados con una pincelada llena de una firmeza no exenta de delicadeza. Su autor reconoce plasmar sus obsesiones en sus obras, lo que le lleva a trabajar con obras que tienen una cierta tendencia al exceso. Creo que las concentro demasiado, valora haciendo autocrítica Alejandre, y añade que lo hago de forma un poco insconsciente. No obstante, su trazado sirve para dar rienda suelta a su imaginación y, sobre todo, a descubrir nuevos puntos de vista de la realidad. Me gusta hacer una pintura vanguardista, experimental, apunta el alcarreño. Fruto de esa libertad creativa, el artista deja fluir los aspectos más duros de sus obras, tal y como él los califica y el uso de materiales innovadores en sus cuadros como el látex confirma esa inquietud constante en el desarrollo artístico de su obra.
Las figuras femeninas de Zuloaga o Modigliani, o pequeñas reminiscencias de Van Gogh y Gauguin, a caballo entre el Impresionismo y Postimpresionismo, laten sin tanto colorido mas de forma intermitente en las obras de Alejandre. Desde pequeño he tenido mucha influencia de los barrocos como Velázquez o Rembrandt, añade opinando que creo que nunca me he desligado de ellos.
Soltar amarras es lo que parece haber hecho el alcarreño con el paso de los años, quien comenta su transición desde una pintura figurativa y con tintes marcadamente realistas hacia un nuevo estilo más creativo y espontáneo que busca dejar protagonismo a los sentimientos y a los distintos estados de ánimo, creando cada vez más un mundo más personalizado.
Es utilizando el bastón de la experimentación y los pies de la fantasía tal y como se muestra convencido de alcanzar su destino: la creación, casi dando la espalda al recurso de las realidades tangibles, atajo que para él ha perdido valor tras los años.
En manos del azar
Alejandre confiesa dar pie a la casualidad y al azar cuando afronta un momento creativo. Puedo partir de algo real pero luego no me importa dejarme llevar, apostilla. No se siente seguro al intentar definirse, pero esta misma duda forma parte de su sello más característico, junto a su lado más barroco. Me gusta cambiar y no encasillarme, dice el artista, paradójicamente racional al reconocer que la pintura es una búsqueda y quizás por eso no tenga un estilo definido.
Sí afirma sin duda alguna que alcanzar una abstracción más pura figura entre sus principales aspiraciones. Y va tomando visos de tenerla más cerca cuando apuesta por desarrollar su trabajo sobre una base más intuitiva que evidente y que se despega de sus comienzos de una formación académica clásica.
Su predilección por el elemento natural en sus composiciones lo defiende al considerar que la naturaleza nos supera a nosotros y todo está en ella aunque hay que saber buscarlo. Naturalista pues, Alejandre lamenta la falta de conciencia que tan a menudo muestra el ser humano para con el medio ambiente y que hace al hombre creerse superior a ella. No somos creadores mágicos, observa el artista señalando el principal error que comete la especie humana. Todo ello sin olvidar que el cosmos y la galaxia ocupan un lugar destacado como sus principales fuentes de inspiración.
De cara al futuro, Alejandre habla de proyectos centrados en encontrarse a sí mismo, al más puro estilo Paulo Coelho. Afirma: quiero definirme en lo que hago y seguir buscando mi propio camino.