Zapatero busca ganar posiciones en el panorama internacional
01/10/2010 - 09:45
Por: P. DE LAS HERAS. MADRID
Zapatero quiere mayor proyección internacional. El presidente del Gobierno ha escuchado las voces de sus asesores y reforzará el aparato de La Moncloa que se ocupa de su actividad en el exterior para intentar suplir la que es una de sus principales carencias como gobernante. A este objetivo responde el fichaje del aún secretario de Estado de Exteriores, Bernardino León, como nuevo secretario general de la Presidencia, un cargo en el que le acompañarán varios diplomáticos, alguno de ellos venido también del ministerio.
La imagen de Rodríguez Zapatero solo, durante la pasada cumbre de la OTAN en Bucarest, mientras un nutrido grupo de dignatarios extranjeros hacían corrillo en torno a George Bush es el mejor ejemplo de lo que, a partir de ahora, se presente evitar. Los socialistas admiten que al presidente no le gusta la política exterior. No se siente cómodo entre otras cosas porque no maneja bien el inglés y tampoco su francés es fluido- y procura dedicar a los viajes el menor tiempo posible. Su escaso interés por la materia ha acabado por convertirse en un lastre para el propio ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
El jefe de la diplomacia y la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, han sido quienes más han sufrido las consecuencias de que su faena quede sin rematar por el presidente del Gobierno. Porque a ellos les ha tocado vender luego que España es un país con fuerza en el mundo y Rodríguez Zapatero un líder reconocido. Algunos en su entorno no ocultaron su envidia el pasado noviembre ante la actuación estelar de Nicolas Sarkozy trayendo en su avión a las azafatas españolas detenidas en el Chad. Un logro con el que se apropió el mérito de la gestión diplomática francesa, pero también española.
En La Moncloa reconocen que es necesario reforzar tanto la imagen del presidente como la del país en el exterior, y confían en que León y su equipo sean capaces de superar el reto. El alto cargo gubernamental está muy bien considerado en su ambiente. Moratinos, de hecho, no quería prescindir de él. En la pasada legislatura se convirtió, según sus propias palabras, en su alter ego. Y hasta este mismo sábado se mostró convencido de que lo conservaría consigo.
Durante la toma de posesión de Diego López Garrido como nuevo secretario de Estado para la Unión Europea, este martes, lamentó que se le haya escapado y aseguró que le resultará francamente difícil encontrar a alguien capaz de sustituirle. Será en todo caso, según coinciden varias fuentes, otro diplomático. Porque en el Ministerio ya hay demasiados secretarios de Estado con perfil político: Trinidad Jiménez, para América Latina, Leire Patín, en Cooperación, y López Garrido.
Estados Unidos
León fue quien gestó, durante el primer mandato de Zapatero, los acuerdos sobre inmigración con países africanos, el impulsor de los acuerdos energéticos con Argel.y también quien desarrolló el diálogo con estados hispanoamericanos como Cuba o Bolivia. En los últimos meses ha viajado además a Estados Unidos para entrevistarse con los candidatos a presidir la Casa Blanca, los demócratas Hillary Clinton y Barak Obama, y el republicano John McCain.
Esta última gestión está encaminada a restituir más pronto que tarde las relaciones de España con la gran potencia mundial. Unos vínculos que aún se resienten, si no en lo comercial y diplomático, sí en lo político, de la decisión unilateral de Zapatero de retirar las tropas de Irak nada más llegar al poder. La llegada del embajador en España, Eduardo Aguirre, en 2005, sirvió para limar asperezas, pero no para allanar el terreno a un encuentro entre el presidente del Gobierno español y el estadounidense. Un encuentro muchas veces ansiado y ya prácticamente descartado.
La agenda internacional de Zapatero para los próximos meses está aún sin decidir, más allá de las obligadas cumbres europeas. Pero en el Gobierno aseguran que en esta legislatura será más potente que en la anterior. Dicen que la tarea de Bernardino León es lograr que su relación con otros dignatarios extranjeros sea más cercana. A su antecesor en el cargo, el también diplomático Nicolás Martínez Fresno, se le achaca una gestión más técnica. Es -dicen- un hombre de la vieja escuela. La diferencia de edad es notable. Tiene 71 años y León, 43.
El jefe de la diplomacia y la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, han sido quienes más han sufrido las consecuencias de que su faena quede sin rematar por el presidente del Gobierno. Porque a ellos les ha tocado vender luego que España es un país con fuerza en el mundo y Rodríguez Zapatero un líder reconocido. Algunos en su entorno no ocultaron su envidia el pasado noviembre ante la actuación estelar de Nicolas Sarkozy trayendo en su avión a las azafatas españolas detenidas en el Chad. Un logro con el que se apropió el mérito de la gestión diplomática francesa, pero también española.
En La Moncloa reconocen que es necesario reforzar tanto la imagen del presidente como la del país en el exterior, y confían en que León y su equipo sean capaces de superar el reto. El alto cargo gubernamental está muy bien considerado en su ambiente. Moratinos, de hecho, no quería prescindir de él. En la pasada legislatura se convirtió, según sus propias palabras, en su alter ego. Y hasta este mismo sábado se mostró convencido de que lo conservaría consigo.
Durante la toma de posesión de Diego López Garrido como nuevo secretario de Estado para la Unión Europea, este martes, lamentó que se le haya escapado y aseguró que le resultará francamente difícil encontrar a alguien capaz de sustituirle. Será en todo caso, según coinciden varias fuentes, otro diplomático. Porque en el Ministerio ya hay demasiados secretarios de Estado con perfil político: Trinidad Jiménez, para América Latina, Leire Patín, en Cooperación, y López Garrido.
Estados Unidos
León fue quien gestó, durante el primer mandato de Zapatero, los acuerdos sobre inmigración con países africanos, el impulsor de los acuerdos energéticos con Argel.y también quien desarrolló el diálogo con estados hispanoamericanos como Cuba o Bolivia. En los últimos meses ha viajado además a Estados Unidos para entrevistarse con los candidatos a presidir la Casa Blanca, los demócratas Hillary Clinton y Barak Obama, y el republicano John McCain.
Esta última gestión está encaminada a restituir más pronto que tarde las relaciones de España con la gran potencia mundial. Unos vínculos que aún se resienten, si no en lo comercial y diplomático, sí en lo político, de la decisión unilateral de Zapatero de retirar las tropas de Irak nada más llegar al poder. La llegada del embajador en España, Eduardo Aguirre, en 2005, sirvió para limar asperezas, pero no para allanar el terreno a un encuentro entre el presidente del Gobierno español y el estadounidense. Un encuentro muchas veces ansiado y ya prácticamente descartado.
La agenda internacional de Zapatero para los próximos meses está aún sin decidir, más allá de las obligadas cumbres europeas. Pero en el Gobierno aseguran que en esta legislatura será más potente que en la anterior. Dicen que la tarea de Bernardino León es lograr que su relación con otros dignatarios extranjeros sea más cercana. A su antecesor en el cargo, el también diplomático Nicolás Martínez Fresno, se le achaca una gestión más técnica. Es -dicen- un hombre de la vieja escuela. La diferencia de edad es notable. Tiene 71 años y León, 43.