Gigantes y cabezudos tomaron la ciudad durante la mañana
Los gigantes y cabezudos son una de las tradiciones que más gusta a niños y mayores. Durante la mañana de hoy, las clásicas figuras volvieron a cobrar vida partiendo de su refugio del Fuerte de San Francisco. Hacia las 11.30 horas iniciaron su camino de bajada hacia el barrio del Fuerte, llegando después hasta la Colonia-Sanz Vázquez y regresando hasta la plaza del Fuerte a las 13.00 horas. Una vez allí, volvieron a bailar en círculos y a amedrentar a los más pequeños con su enorme tamaño, coincidiendo justo con el término de la misa celebrada en honor a la Virgen de la Antigua.
Público infantil
Como no podía ser de otra manera, la mayor parte del público asistente a esta actividad fue infantil. Los más pequeños de la casa se quedaron maravillados con la altura y corpulencia de las figuras que, alegremente, danzaron por las calles de la ciudad. Los gigantes lucieron vestimenta XXL ondeando al aire, mientras que los cabezudos, más corpulentos, causaron algún que otro estrago entre los más pequeños de la casa.
Este desfile era ya una tradición importante hace décadas. En el caso de Guadalajara, la historia de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos se remonta al año 1900, fecha en la que el Ayuntamiento de Guadalajara encargó a José Rivalta, un madrileño especializado en su creación, la realización de una pareja china de gigantes y otra pareja de cabezudos que simulara a los personajes de Don Quijote y Sancho Panza. Los documentos oficiales de la época constatan que el encargo le costó a las arcas municipales 300 pesetas (una cifra nada desdeñable). A principios del pasado siglo los gigantes y cabezudos partían de la cuesta del Matadero y recorrían el casco histórico de una ciudad mucho más pequeña que la actual. Lo que se mantiene hoy intacto a cómo era entonces es la admiración que estas figuras generan en el público infantil.
Tal fue su éxito que años después la familia de gigantes y cabezudos fue creciendo. En 1919 ya había seis gigantes y 14 cabezudos. Por contra, el paso de los años acabó inicialmente con los asiáticos que comenzaron esta tradición, así como el alcarreño y la alcarreña y el español y la española, que después fueron recuperados para los desfiles nuevamente. El morito, el gordo, el flaco, los monarcas Alfonso VI y su esposa Constanza de Borgoña, entre otros, se incorporaron con el paso de los años. Don Quijote y Sancho Panza han sido dos clásicos que no prácticamente no han dejado de desfilar en las sucesivas fiestas de la capital. Más modernos resultan lso de Drácula, Grouxo Marx o Agapito, entre otros. Éste último es buena prueba de la colaboración que las peñas de Guadalajara han tenido siempre con los eventos de las Ferias y con los cabezudos, ya que la peña Agapitos tuvo a bien regalar a la comparsa este cabezudo.
El gigante de la princesa de Éboli es, cómo no, un guiño a la historia más sobresaliente de la provincia de Guadalajara.
En líneas generales se trata de una colección única que esperamos resulte muy duradera. De hecho, pocos son los que se imaginan las fiestas de un pueblo, sea la capital u otro de Guadalajara, sin la presencia de estos singulares personajes. Y es que en las señaladas celebraciones de la ciudad nunca falta la comparsa de gigantes y cabezudos recorriendo las principales calles. Nunca falta el miedo que generan en los niños, mezclado a veces con la atracción de la curiosidad.
El ruido ensordecedor hizo que los pájaros que habitualmente campan a sus anchas en el parque de la Amistad salieran despavoridos. También hubo algún susto entre los vecinos de las inmediaciones que desconocíanque a esas horas iban a hacer explosión 500 petardos en hilera.
La empresa Europlá se encargó, al término del último estruendo, de recoger los restos de los petardos esparcidos por la pista deportiva del parque. Para ello utilizaron unas sopladoras que, gracias al aire, iban recogiendo los restos del material quemado.