2014
23/12/2014 - 23:00
Nadie podrá decir que el 2014 haya sido un año aburrido. Todo lo contrario. El año que termina ha sido un sinvivir, una cascada de noticias trascendentales para la vida de nuestro país. No hemos ganado para sustos. Como diría el ahora durmiente José María García, el 2014 ha sido un año no acto para cardíacos. Veamos algunos ejemplos.
1.- Abdicación de Juan Carlos I y proclamación de Felipe VI. Cambio generacional necesario para una institución que mostraba síntomas de agotamiento, agravados por los abusos y las corruptelas del marido de la infanta Cristina.
2.- Desafío independentista de Artur Mas y simulacro de consulta, ilegal y sin garantías democráticas. Un año de pasión de catalanes que ha servido para que algunos pidan reformar la Constitución y el Estado de las Autonomías.
3.- La corrupción alcanza cuotas inimaginables. No hay espacio en esta columna para enumerar tanto escándalo: los Pujol, los ERE, la Gürtel, los Jaume Matas, Francisco Granados, Miguel Blesa, Rodrigo Rato, Carlos Fabra, Pedro Pacheco, Ana Mato o la mismísima Isabel Pantoja, para ponerle música y sentimiento a este desfile de sinvergüenzas.
 4.- Irrupción en el panorama político nacional de Podemos, capitalizando el descontento ciudadano y la aparición de más casos de corrupción. La coleta de Pablo Iglesias es ya una amenaza para el bipartidismo y muy especialmente para el Partido Socialista.
5.- Dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba y de Cayo Lara, que dejan su lugar a una nueva generación:
Pedro Sánchez y Alberto Garzón. La izquierda intentará recuperar su sitio, dentro de un territorio conquistado por los antisistema.
6Â Adiós a destacadas personalidades, como Adolfo Suárez (un icono de nuestra democracia), Emilio Botín e Isidoro Álvarez (iconos de nuestra economía), la Duquesa de Alba y Fabiola de Bélgica.
7.- También ha sido muy comentada la fuga de Esperanza Aguirre, los viajes de Monago, las tarjetas de CajaMadrid, los engaños del Pequeño Nicolás, el encarcelamiento de Ortega Cano, la dimisión de Ruiz-Gallardón y el relevo de Rouco Varela. O el adiós con retardo de Cándido Méndez. Y, por supuesto, la décima Copa de Europa del Madrid o la Liga del Atléti, para que no se cabreen los colchoneros. Demasiadas cosas para tan poco espacio
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