85 años de las primeras investigaciones en la Cueva de Los Casares
En este 2018, se cumplen 85 años de las primeras investigaciones sobre los grabados de la Cueva de Los Casares. Primero fueron Claudio y Rufo Ramírez, Layna Serrano y finalmente Juan Cabré
Declarada Monumento Nacional desde el 18 de septiembre de 1935, la Cueva de los Casares contiene sobre sus paredes una serie de grabados del Paleolítico que la convierten en el yacimiento de arte rupestre más importante del interior de la Península Ibérica. Estos grabados han sido objeto de la atención de los más reconocidos investigadores internacionales sobre Prehistoria, que han establecido edades de entre 30.000 y 15.000 años de antigüedad para su ejecución. La escasez de este tipo de representaciones en la Meseta Ibérica y la complejidad que reúnen, motivan que hayan sido la base para nuevas propuestas científicas sobre la evolución del arte paleolítico, despertando interesantes debates sobre la capacidad y audacia artística de los primeros pobladores de la Comarca de Molina de Aragón.
La Cueva de Los Casares es una cavidad de origen kárstico con una única galería, excavada por el agua en las calizas y dolomías del Triásico Medio (Muschelkalk) hace 235 millones de años. Se encuentra en los alrededores de La Riba de Saelices (Guadalajara) ubicada en la ladera oriental del valle trazado por el río Linares, a los pies del escarpe rocoso. Esta cavidad fue utilizada por el hombre prehistórico desde hace 80.000 años y en ella dejó sus representaciones artísticas en los periodos comprendidos entre 14.000 y 10.000 años atrás. En su interior se han encontrado restos óseos de animales coetáneos con el hombre prehistórico, que aportan una valiosa información de cómo eran las condiciones medioambientales en las que vivía. De esta manera, las excavaciones paleontológicas realizadas en la cueva han recuperado huesos pertenecientes a pantera, oso de las cavernas, ciervo, caballo, hiena, lobo y rinoceronte, junto con los de otros animales de menor tamaño, como marmota, castor, murciélago, etc. Este repertorio faunístico revela la existencia de un clima más frío que el actual, propio de finales de la última glaciación.