Adiós a las obras en la carretera de la Vega
Ayer, el presidente regional, José María Barreda inauguraba una de las infraestructuras más esperadas en la provincia. Tras más de ocho años de obras intermitentes, en la que antes se conocía como carretera de la patata, ahora, por aquello de lo políticamente correcto, carretera de la Vega y que conecta las localidades del Corredor y la Campiña, se daban por concluidas. De hecho, ésta es una de las inversiones más importantes que se han hecho en el área de las infraestructuras viarias en Guadalajara. La carretera de la Vega ha contado con una inversión total entre sus tres tramos de 26,6 millones de euros y con una longitud de 7,2 kilómetros. El último tramo, se ponía en marcha con la inauguración institucional, y es el que transcurre entre Alovera y Azuqueca, que une la CM-1008 y la A-2, y que va a soportar un tráfico de 11.500 vehículos al día, de los cuales más de un millar serán camiones. Además, en lo que sería una prolongación del vial estará conectada también con la R-2 en el enlace de Meco. Este tramo se unirá al arreglo de la vía que está operativo entre Fontanar y Alovera, pasando a su vez por Marchamalo y Cabanillas del Campo. Este vial tendrá conexión con la autovía A-2 y contará con un ramal que llevará también hasta Villanueva de la Torre. Por eso, más allá del visto bueno a la obra, su apertura al tráfico implicará que los conductores eviten la utilización de la N-320 y el paso por los cascos urbanos de Azuqueca de Henares y Alovera, lo que supondrá un aumento en la seguridad de los ciudadanos de estos municipios así como para los usuarios de la carretera. Se trata, sin duda, de un gran esfuerzo del Gobierno de Castilla-La Mancha por dar respuesta a una antigua demanda de los ciudadanos, y que contribuirá al fomento del desarrollo económico de una zona en constante crecimiento como es el Corredor del Henares.