¿Ahorro energético o afán recaudatorio?
La velocidad máxima en todas las autovías y autopistas españolas será a partir del próximo 7 de marzo, y durante un periodo de tiempo indeterminado, de 110 kilómetros por hora. Así lo aprobaba el Consejo de Ministros el viernes abriendo una nueva polémica absurda, de esas a las que el actual equipo de Gobierno nos tiene ya acostumbrados. El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, salía a la palestra y sin rubor alguno aseguraba que la medida se enmarcaba en un plan mayor de ahorro energético y, que permitirá un ahorro del 15% en el consumo de gasolina y de un 11% en el de diésel. Puede que la iniciativa, ante la angustia internacional por lo que pueda ocurrir con el petróleo libio, tenga su justificación pero lo que está claro es que está mal explicada y peor aún consensuada. La adaptación de las señales de velocidad de las autovías y autopistas al nuevo límite transitorio costará como máximo 250.000 euros. En Guadalajara se procederá a la adaptación de 54 señales que se encuentran en las carreteras de titularidad estatal lo que implicará un gasto de casi 2.300 euros. Para Fomento, el coste de estas medidas es irrisorio en comparación con el potencial beneficio que se obtendrá del ahorro de energía. Según sus cálculos, la reducción de velocidad en las vías rápidas durante un año supondría un ahorro de 18 millones de barriles de petróleo que, al precio actual y al tipo de cambio existente, son unos 1.400 millones de euros. Sin embargo, más allá del ahorro energético puntual, la medida huele a afán recaudatorio vía multa. Habrá que acostumbrar a los conductores para que cumplan y, naturalmente, eso sólo se suele hacer mediante la sanción, lo cual tiene un doble efecto: el presunto ahorro de combustible y el más que probable aumento de la recaudación gracias a las sanciones. No puede ser que éste sea el modo que tiene España de afrontar las necesarias reformas estructurales; de buscar un nuevo modelo económico alternativo y, por supuesto, de crear un plan energético. Algo tan importante no se resuelve con reducir el consumo de las bombillas, no usar corbata en las oficinas y rebajar la velocidad en las autovías.