Aquellos lugares prohibidos de la antigua Guadalajara...

09/02/2017 - 19:51 Eduardo Díaz

En la década de los años 60 y 70 del siglo pasado Guadalajara tenía muchísimos menos habitantes y zonas residenciales que en la actualidad. Por ello, el paseo por la zona de céntrica de la calle Mayor era saludar a casi todo el mundo, ya que casi todos se conocían en la ciudad.
   Igualmente existían lugares que eran considerados como tabúes para las parejas de novios y otras casas de citas, las cuales no eran bien vistas en nuestra capital. Uno de ellos era, sin lugar a dudas, el Paseo de San Roque.Cuando anochecía en Guadalajara y alguna pareja de novios atravesaba la droguería de Maichu, al comienzo del Paseo de San Roque, al día siguiente ya estaban en los comentarios críticos de la ciudad. Es por ello que muchos noviazgos se rompieron, debido a la negativa de muchas mozas de nuestra ciudad de atravesar esa frontera considerada para muchos como del mal.


    Era conocido en la ciudad que muchos jóvenes rompían a propósito las bombillas de las farolas que existían en el parque, para lograr una mayor intimidad por la noche. Una situación que traía de cabeza al concejal del alumbrado municipal, Leandro Cros Palancia, ya que cuando las lámparas rotas eran repuestas, horas después volvían a ser devoradas para recuperar la intimidad.
    Uno de los personajes más famosos de esta zona de San Roque era, sin lugar a dudas, Olegario García, conocido popularmente en la ciudad como ‘El Ministro’, y que aparecía por las noches con su larga gabardina para apedrear a las parejas. Y, como decía él,  para mantener la decencia en Guadalajara. Por esta causa, no era extraño ver al ‘Ministro’ al día siguiente con la cara parcheada de tiritas y con alguna falta de pieza dental, producto de las palizas que a veces recibía de mozos furiosos que veían interrumpidas sus faenas amorosas. 
Con el paso del tiempo, el inolvidable concejal de Parques y Jardines, Francisco Borobia López, decidió acabar con este lugar prohibido remodelando el parque con nueva iluminación, plantando nueva vegetación y, por último, creando un nuevo paseo con baldosas que sustituyeron al camino de tierra que existía anteriormente. En recuerdo de lo que este parque fue en su día, un lugar prohibido para la ciudad, existe en la actualidad una escultura de madera, que representa a una pareja de novios acariciándose, como recuerdo de los momentos amorosos realizados en dicho lugar.


    Otro de los lugares prohibidos en nuestra capital era la casa de citas, situada al principio de la calle División Azul, hoy llamada Ferial, pese a que el Recinto Ferial desapareció del lugar hace nueve años. Se denominaba ‘Casa Marina’ y era un paraíso sexual que conocía la mayoría de la gente de la ciudad, pero que siempre decían desconocer. Para intentar ocultar el sentido que tenía dicha casa, el Ayuntamiento obligó a poner en su entrada un cartel con las letras ‘CH’, que oficialmente indicaba que era Casa de Huéspedes, pero todo el mundo sabía que en la práctica era: Calentamiento Humano. Era muy frecuente ver en sus alrededores a los típicos curiosos que querían saber quiénes eran los atrevidos que pasaban al interior de la casa del amor, para luego contarlo en las tertulias callejeras.
     Por último, otro lugar denominado prohibido por la ciudadanía y elegido por los enamorados era la Fuente de la Niña. En los alrededores de la famosa fuente, en la cual la leyenda cuenta que una niña se ahogó en la festividad de San Roque en un descuido de sus padres, los novios se alimentaban del amor, al sentirse solos en la oscuridad.
     En definitiva, lugares que hoy son recordados por la gente mayor de nuestra ciudad como los lugares prohibidos de la antigua Guadalajara.