Aquí te pillo, aquí te Ana Mato

10/02/2013 - 00:00 Santiago López Castillo

 
 
Recuerdo que me llamó Curri Valenzuela que me quería presentar a una política nueva en la plaza de los diputados. Servidor, a la sazón, era el jefe de información parlamentaria de TVE. La colega preparó un almuerzo en un asador de moda por las inmediaciones de la calle Dr. Fleming. Los tres solos. Quería, pues eso, que la jalease informativamente hablando y que saliese en la única televisión de España. Quién me iba a decir que aquella joven rubita y, en cierto modo, con aire angelical, llegaría a ministra de la cosa o de cualquier cosa. Claro que cosas peores se han visto: Aído, Pajín y cía. Comprobé, después, que tenía buenos resortes dentro de su partido y cuando Aznar llegó al gobierno Ana Mato los reforzó con uno de sus ministros, que no era, precisamente, Eloy Arenas. Comenzó a tener predicamento. Poder. Separación matrimonial y si te he visto -por mí- ni me acuerdo. La política es consustancial con el desagradecimiento. (En tiempos, la prensa era la canallesca). No voy a repasar las supuestas imputaciones a la titular de Sanidad por el asunto Gürtel.
 
  Está en la memoria de todos, y hay que poner por delante el adverbio presuntamente -todos somos inocentes mientras no se demuestre lo contrario- cuando los politicastros se pasan la vida, es otra cosa, con el manido “poner en valor” en vez de usar el verbo “valorar”, al igual que ya no existe comenzar, siempre es “inicio”, señor ordenador, ni tampoco que tal o cual político adelantó algo en una declaración sino que “avanzó”, ni que estuviéramos en el hipódromo de la Zarzuela a golpe de látigo. Pero a lo que íbamos. La señora Mato, aquí te pillo y aquí…, perdón por la simple ocurrencia, está tocada del ala. No voy a ser tan soez como se lleva en el argot político: “a todo cerdo le llega su san martín…” Me parece falta de estilo. En mi puñetera vida he pedido nada a nadie y aun estando en cargos privilegiados.
 
  Echando marcha atrás la manivela, dejé de hablarme con Soledad Becerril cuando fue nombrada ministra de Cultura -Sevilla tuvo que ser, Clavero Arévalo…- cuando le solicité, previo pago, un abono para la mujer de mi dentista, el Dr. Rivas, y me respondió: “Habla con la jefe de mi gabinete…”. Si a un amigo, a quien tanto debía, se le contesta así, no sé cómo se debería dirigir a un enemigo. Bueno, y hablando de enemigos, Rubalcaba, el químico prodigioso, Carpanta el de los tebeos también vale, la mentira le delata en su incesante pestañeo, está como una pantera. O como el mono de anís del Mono. En celo. Ha mordido cacho, que se dice ahora. Y no va a soltar. Va a hostigar a Rajoy hasta en sueños. Se veía venir.
 
  La izquierda, como siempre se ha comportado, memoria histórica, 1934, quiere echar del Gobierno a la derecha: lo que no ganó en las urnas lo quiere ganar en la calle. Algaradas, manifestaciones, huelgas, violencia… Con el correspondiente descrédito internacional para España. Y aun a sabiendas de que el PP no lo componen santos varones, caiga quién caiga, eso sí, me fío más de la honradez de Rajoy que de la turbia trayectoria del secretario de los socialistas: el Gal, el BOE, Malesa, Filesa, Time Export, Roldán, etc., con varios ministros en la cárcel. Memoria histórica. ¿Por qué será que estas fechas me recuerdan al 11-M…?
 
 PD.- Cuentan por Andalucía que las huestes peperas cantan a don Alfredo eso de “ERES como una espinita…”. .