Austeridad festiva

Román no ha querido dejarse llevar por la euforia de la celebración y ha exigido a los responsables de cada área reducir en un 30 por ciento el dinero que el Ayuntamiento finalmente tenga que pagar por cada una de las actividades propuestas. Con el ahorro por bandera y la reducción de la feria taurina como consecuencia más visible, los guadalajareños podrán disfrutar en esta ocasión de un programa muy similar al del año pasado, donde cobran protagonismo especial las actividades diseñadas por las peñas para el disfrute de toda la ciudad y suben enteros las actuaciones musicales durante la Semana Grande en las pistas de atletismo de la Fuente de la Niña. El deporte y las actividades infantiles servirán de comparsa a los festejos de la Antigua, mientras que títeres, magos y estatuas humanas ambientarán el horario familiar de la Semana Grande. Lo cierto es que, tras dos meses largos de fiesta intermitente en la provincia, todos los alcaldes están mostrar su sensibilidad con el delicado momento económico que vivimos y ninguno ha querido empeñar a sus convecinos con unas fiestas por encima de sus posibilidades. Después de este año de reducción de gasto, sólo cabe esperar que 2010 llegue dando un pequeño respiro a las economías municipales, permitiendo así a los ayuntamientos recuperar su inversión, no sólo en festejos, sino en todas y cada una de las áreas que, al fin y al cabo, crean riqueza en el entorno en el que se desarrollan. De momento, todo indica que la crisis no será capaz de aguar, ni por asomo, la celebración.