¿Bailas?

22/02/2015 - 23:00 Javier del Castillo

Si las encuestas sobre intención de voto se cumplen, no va a resultar fácil la gobernabilidad de España en un futuro inmediato. Los dos grandes partidos y un recién llegado – Podemos – se encontrarían en la pista de baile, como recordaba el otro día Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ante la tesitura de elegir pareja. Si el PSOE acepta los requiebros del PP, este matrimonio de conveniencia pueden acabar convirtiéndolo en un partido residual en próximas contiendas electorales – como ha ocurrido con el Pasok en Grecia – y si le pone ojitos a Podemos para conformar un gobierno de izquierdas las consecuencias todavía serán peores. La verdad es que se les presenta un panorama complicado a los dos grandes partidos y muy especialmente al Partido Socialista. Claro que peor lo tiene Izquierda Unida, fagocitada por la aparición de Podemos y de otras plataformas ciudadanas. Se acerca el fin del bipartidismo, pero sin una alternativa clara que garantice la estabilidad institucional y la recuperación económica. Las aventuras antisistema quedan muy bien en tertulias televisivas y asambleas, pero no suelen convencer a los responsables del Banco Central Europeo y mucho menos a los países del Norte de Europa que han prestado dinero para rescatar a sus aliados del Sur. No hay más que observar lo que está ocurriendo en Grecia. La formación de mayorías estables en España puede convertirse durante este año electoral en el gran caballo de batalla para quienes estaban acostumbrados a gobernar en solitario. Populares y socialistas han dilapidado el capital que tenían y ahora se están viendo obligados a recurrir al voto del miedo. Ese miedo que Podemos y Ciudadanos les han metido en el cuerpo. Es posible que Podemos se desinfle, pero de momento nadie me negará que caminamos hacia un futuro incierto, incluso en Andalucía, donde Susana Díaz tendrá que dar explicaciones sobre la situación procesal de sus antecesores. Chaves y Griñán – ésta sí que es una pareja de baile consolidada en el tiempo – no piensan dejar sus escaños. Al menos por ahora. Rodríguez Ibarra, como otros socialistas del “viejo testamento”, reconocía el otro día que el PSOE seguía sin arreglar la sucesión de Felipe González. Y abandonó el barco hace 20 años, sin pasar por la academia de baile.