Borja-Villel quiere que el Reina Sofía sea “el MOMA del siglo XXI”

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: MIGUEL LORENCI. COLPISA
Propone “darle la vuelta como a un guante” para ponerlo al máximo nivel
Claro, directo, seguro de sí y muy convincente. Así se mostró en su ‘aterrizaje’ el nuevo director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Manuel Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957), al que Cultura recibía como el “gran maná para esta institución”, según la expresión del titular del departamento, un César Antonio Molina que le garantizaba “libertad absoluta” en su gestión.
Borja-Villel anticipaba en presencia del ministro, del pleno del Patronato y de su presidenta, Pilar Citoler, las líneas maestras de su actuación al frente de un museo al que llega tras imponerse entre 29 candidaturas en el concurso convocado por Cultura. Un Centro de Arte al que su flamante director se propone “dar la vuelta como a un guante” para colocarlo en la división de honor de los grandes museos de arte contemporáneo del mundo.
No promete milagros Borja-Villel, pero asegura que “en dos o tres años” el Reina será otro y estará en pie de igualdad con la Tate Modern de Londres, el Pompidou de París o el mítico MOMA neoyorquino. Sus armas para lograrlo: la excelencia, las rearticulación de la colección y una nueva identidad para un museo “que ha de ser como una ciudad”.
Fue la referencia al MOMA la que más entusiasmo le permitió trasmitir al hasta ahora director del Macba de Barcelona, que administró en dosis parejas la modestia y el entusiasmo. “No sé si seré el mejor director para este museo, pero este es el mejor museo para cualquier director y podrá ponerse al nivel del MOMA, la Tate o el Pompidou, aunque es bastante lo que hay que hacer” dijo para romper el hielo.
“Igual que el MOMA vivió sus momentos de esplendor e hizo historia en los años 40 y 50 del siglo XX, el Reina Sofía puede tomar esa antorcha y convertirse en el MOMA del siglo XXI, capaz de explicar la modernidad, algo factible por medios y escala” aventuró.
Comparecía Manuel Borja-Villel en uno de los anfiteatros de la ampliación de Jean Nouvel del Reina Sofía –“no diré que no me gusta Nouvel” ironizó- que casi se quedó pequeño. La expectación del mundo de la Cultura y los medios era tal, que más parecía la comparecencia de un estrella del cine o del fútbol que la del director de un museo. Un museo en el que se respiraba este miércoles un clima de entusiasmo ante la convicción general de que el Reina inaugura una nueva era y deja atrás una época desnortada, conflictiva y plena de dificultades.
Un entusiasmo que alimentó el discurso optimista, realista y convincente de Borja-Villel. “Las ciudades son hoy como grandes parques temáticos –dijo- en las que los museos como el Reina Sofía aparecen como los centros comerciales a los que debemos darle la vuelta como un guante”. “La excelencia es nuestro objetivo para este museo, que es el primero del Estado y debe ser uno de los grandes del circuito internacional, con el mejor equipo, las mejores exposiciones y publicaciones y una colección bien articulada”, planteó.

Cine, foto y diseño
Serán necesarias “nuevas cronologías y cartografías para mostrar la colección, marcando hitos del siglo XX y del XXI que expliquen un nuevo sistema de arte-cultura que ha superado viejos esquemas, de modo que Madrid o Sao Paulo sean nuevos polos artísticos alternativos a Nueva York”, propuso.
“En pocos años veremos una colección que tengo estructurada, que mira al presente y al futuro, pero que tiene sus raíces en el pasado reciente, sabiendo que no podemos entender la modernidad sin esas raíces, sin Baudelaire, Rimbuad o Goya” anticipaba Borja-Villel sobre la reestructuración de la colección estable.
Una colección en la que en la que el cine, la fotografía y el diseño se equipararán a la pintura y la escultura, y en la que se potenciará la presencia de piezas contemporáneas y de los años 60 y 70.

Optimismo realista

Aseguró Borja-Villel que las urgencias “han impedido hacer lo importante” y que lo importante es “superar la visión coyuntural y enfocarla hacia lo necesario, con una visión de estructura que defina el papel crucial del Reina Sofía en España, en Europa y en el plano internacional”. Esas serán las columnas de esa nueva identidad “que podremos ver en dos o tres años” insistía Borja-Villel. “Soy suave en las formas pero muy tozudo, y como los valencianos tenemos más moral que el Alcoyano, sé que en dos o tres años modernizaremos la gestión” insistía el nuevo director del Reina que dijo llegar “cargado de un optimismo realista”.
En un tiempo en qua la cultura “tiene un centralidad y una importancia desconocida” museos como el Reina están llamados, según Borja-Villel, a ser grandes centros de debate y de formación.