¡Cada día tiene buenas intenciones para contigo!

31/07/2012 - 13:13 Redacción

Puede que hoy hayamos comenzado el día con alegría, pero algunas horas más tarde la imagen soleada y alegre de nuestro día puede cambiar de improviso, con algo tan sencillo como encontrarnos con alguien que entabló una conversación con nosotros y en la que se nos hizo consciente una situación relacionada con nosotros mismos pero con un marcado tinte negativo. De pronto el nivel de alegría baja y surge un soplo de tristeza. La conversación ha tenido el efecto de unos nubarrones negros que han tapado la sensación de felicidad; lo que ocurrió fue una indicación proveniente de la energía personal del día.

Justo en el momento en que estamos abiertos a comprender algo sobre nosotros mismos, nos llega la información pertinente. Siempre en el justo momento en que lo podemos comprenderla. Esta experiencia a priori nada agradable podría considerarse como una revelación, un emerger de pensamientos e imágenes que nos van a ayudar a comprender una causa, y el sentido de porqué bajo mi animo.

El día da muchas indicaciones sobre qué deberíamos cuestionar y superar. El día tiene buenas intenciones para con nosotros, a pesar de que en ocasiones no nos agrade. El día nos advierte oportunamente como un buen amigo. El Espíritu de Dios, de nuestro Padre siempre procura hacernos reconocer a tiempo a través de nuestro día, lo malo que hay en nosotros para que lo superemos antes de que irrumpa en nuestro cuerpo físico en forma de malestar o enfermedad o quizá después de la muerte, en el Más allá, como alma.

Cada día nos anima a reconocer  las muchas situaciones negativas para aprender de ellas y  conducir a tiempo nuestro devenir como seres humanos. Si la persona no aprovecha sus días terrenales, y a pesar de todos los reconocimientos profundos da rienda suelta a sus pensamientos, palabras y comportamientos negativos, después de la muerte física el alma irá de nuevo a peregrinar a los reinos de las almas o a dirigirse tal vez a una nueva encarnación como ser humano en la Tierra.
 
El ser humano con sus grabaciones de vidas anteriores sin purificar, es decir, sin arreglar con su prójimo, denomina a su nuevo destino: “Mi dura vida”. Pero la posibilidad de salir de la rueda de la reencarnación depende de cada uno de nosotros, pues el peregrinaje del alma y las posibles encarnaciones del alma en un cuerpo humano se prolongarán hasta que el alma y el cuerpo hayan despertado en la consciencia de lo que significa en verdad la Vida y se decidan a dar la vuelta y orientar su vida hacia una ética y moral más elevada, hacia el Amor que es la verdadera vida.