Carta abierta al alcalde de Pastrana
21/02/2011 - 00:00
La inquietante noticia que el 14 de septiembre de 2010 recogía la prensa provincial relativa a la imposición de una sanción de más de 100.000 euros al Ayuntamiento de Pastrana no es sino el resultado de una continuada y funesta gestión medioambiental por parte del alcalde, que lo es desde 1991. El Ayuntamiento recepcionó la depuradora en 1990, que se construyó mediante un convenio con la Junta de Comunidades. La llegada al Gobierno municipal del PP, con Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco a la cabeza, fue la puntilla para esta instalación.
Y lo juzgo así por la negativa reiterada del alcalde a construir un pequeño colector para recoger las aguas residuales de la zona oeste del pueblo. Una inversión que no habría supuesto ni el 10% del presupuesto anual que se destina al capítulo de fiestas. Pero había en juego un puñado de votos y esos sufragios le habían dado la Alcaldía en 1991. Llego también a esa conclusión porque de la noche a la mañana se abandonó el mantenimiento de la depuradora, lo que devino en la aparición de malos olores. Hasta el extremo que la clausura de facto decretada por el alcalde, que atendió a las justas reclamaciones del vecindario por tales inconvenientes, provocó que se derivase el caudal contaminante a los arroyos. Parece ser que muy pocos se percataron de esta maniobra maquiavélica, que denunciaron ante el ayuntamiento, sin mucho éxito como cabe suponer.
Desde entonces, solo algunos hortelanos ven discurrir las aguas fecales por los arroyos. Este silencioso atentado medioambiental tuvo su punto culminante en 2005, cuando la Confederación Hidrográfica del Tajo acordó la rescisión del permiso de vertidos desde la depuradora a los arroyos. De eso no dio cuenta el alcalde, como de otros muchos asuntos que ahora están saliendo a la luz y que nos dan cumplida y precisa información de lo que ha sido su (des)gobierno, que bien pudiera derivar en un callejón sin salida tanto para el ayuntamiento como para el pueblo.
A preguntas de la oposición, Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco siempre ha negado que el organismo confederado hubiera sancionado al ayuntamiento. Sencillamente, mentía. Con la ocultación de la realidad a los vecinos de Pastrana, poco a poco hemos tenido conocimiento de las graves deficiencias en su gestión administrativa, que ha sido una ruina para el ayuntamiento, y en materia urbanística, de la que se podrían derivar graves responsabilidades para él mismo y los que le rodean. Sin temor a equivocarme, opino que la trágica situación de Pastrana es responsabilidad exclusiva del actual alcalde. En un futuro inmediato y tras las elecciones municipales del 22 de mayo, exigiremos que se le aplique el artículo de la Ley de Bases de Régimen Local que permite imputar los perjuicios de los que el ayuntamiento es pagador a los que propiciaron el daño a terceros.
Si Pastrana no tiene hoy servicio de depuración de aguas residuales y han acaecido estos problemas, no es sino por culpa de la irresponsabilidad de este alcalde, que cerró la instalación y la mantuvo sin mantenimiento alguno durante los últimos 20 años. Los vecinos deben saber que, de momento y sólo por esta negligencia, el ayuntamiento tendrá que hacer frente a más de 100.000 euros por sanciones. Y lo que venga detrás.