Pero no sólo miente China. A nuestro alrededor todos maquillan las cifras oficiales para -supuestamente- no ver afectada su industria, su futuro turismo o su ubicación en el tablero mundial.
Es momento para cuidarnos los unos a los otros, para ubicarnos en el inimaginable e inabarcable universo, para intuir los retos cognitivos, sociales, económicos de nuestra especie que está en coma inducido.
No importa que este año la pandemia haya obligado a prohibir la Semana Santa. A mi no me impide revivirla.
Cuesta asumir que no podremos realizar esa escapada para descansar, disfrutar, desconectar de la vida diaria, por mucho que desde hace semanas las rutinas no sean ya las mismas.
Ellos y los panaderos, que siguen llevando barras, leche, huevos y otros encargos puerta por puerta, se merecen la ovación más sonora de nuestros balcones.
Uno de los pueblos de la provincia más amplia y gravemente afectado por la gripe española fue Aldeanueva de Guadalajara. En él se contagió la mitad de la población (alrededor de 200 personas) y fallecieron 20.
Aquí en España y en concreto en varias comunidades autónomas hay que pedir urgentemente muchos ‘step aside’ o en términos políticos dimisiones urgentes.
A muchos no les gusta el empleo de términos belicistas para referirnos a un desafío biológico, a un problema médico, pero hay bastantes paralelismos.
Los que envejecen van cambiando sus opiniones coincidiendo con las mías; ya saben, lo del sabio-o el diablo- y su edad.
Estamos infravalorando la complejidad de la situación política nacional y europea.
El producto estrella de fabricación fue los ‘Mielitos’ que se componían de granos de trigo recogidos en la cosecha de la campiña y rociados de la típica miel de la alcarria.
Dos amores hicieron dos ciudades, dos europas, la de ayer y la de hoy. Esto es lo que H. Arendt llamaba “individualismo burgués”.
La primera reflexión compartida es que el coste humano de la pandemia está siendo dolorosamente alto. El balance diario de nuevos afectados cercanos y la incógnita de su evolución nos preocupa.
Necesitamos fuerza, tesón y flexibilidad para adaptarnos a una época nueva.
En este contexto comienza la Semana Santa más sorprendente, más inverosímil e insólita que hemos vivido nunca.
Son tiempos heroicos y sin embargo los llevan como el que lava. Siguen los eclesiásticos levantándose al alba.
Estamos viviendo días terribles, pero la fuerza de nuestra democracia está en el valor de sus leyes, en su virtud y oportunidad.
Los investigadores proponen que el efecto “gafas de cerveza” puede ser un buen recurso.
Los problemas, como no, también se han globalizado. La libre circulación de capitales facilitó la inversión y el desarrollo económico, pero también se convirtió en herramienta a disposición de los malos.
Hay que tomar desde el balcón o ventana aire y sol, y mirar al exterior. El aplauso que damos a sanitarios, conductores... es justo, pero además nos es necesario, pues nos reúne.