Celebración día a día

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Editorial
Según la historia norteamericana, se vincula el origen del 8 de marzo a una manifestación de trabajadoras del sector textil en la ciudad de Nueva York, donde se reclamaban mejoras laborales. Casi un siglo después, en 1977, Naciones Unidas adoptó una resolución que convidaba a todos los países a consagrar un día a la celebración de los derechos de las mujeres y de la paz internacional, y fue ese el elegido para tal reconocimiento.
A estas alturas, ya superado el siglo XX resulta innecesario, para algunos, la celebración de un día específico en el que la mujer adquiera especial relavancia. Sin embargo, negar la problemática de las mujeres es olvidar al 51 por ciento de la población de este mundo, en que el 70 por ciento de la población pobre es femenina. En muchos países, las mujeres no tienen derecho a heredar, la mayor parte del trabajo que realizan no es remunerado, el 33 por ciento son analfabetas, 100.000 mujeres mueren anualmente por abortos mal practicados, millones de niñas han sufrido la extirpación de sus órganos genitales y la violencia sexual se practica en todas las guerras. Es cierto que en España estas situaciones límites ya se han superado pero eso no quiere decir que se haya alcanzado el nivel de igualdad deseable. Nuestro país tiene una de las tasas de empleo femenino más bajas de Europa. Las mujeres de 35 a 54 años que buscan empleo sufren niveles de paro que doblan los de los hombres, con lo que eso representa en la incidencia negativa en la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones y para sus propias jubilaciones, marcadas por la incertidumbre. Pero eso no es más que uno de los problemas a los que se enfrenta la mujer simplemente por su condición femenina. No se puede olvidar que los derechos humanos de la mujer son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales. La plena participación, en condiciones de igualdad, de la mujer en la vida política, civil, económica, social y cultural y la erradicación de todas las formas de discriminación basadas en el sexo son objetivos prioritarios de la comunidad internacional y, por todo ello, hay que trabajar día a día recordando, en momentos como el de ayer, que hay que seguir luchando por conseguir ese ideal.