Cerrados al ATC
01/10/2010 - 09:45
Editorial
Si los guadalajareños permitimos que en la provincia se instale el ATC (Almacén Temporal Centralizado) es que somos muy torpes o, por el contrario, que queremos muy poco a nuestra tierra. Durante varias décadas fuimos la pila de España, la única provincia española que soportaba dos centrales nucleares en su territorio.
Movimientos ecologistas y ciudadanos han protestado de forma discreta en los últimos años contra la instalación del cementerio nuclear que, ahora, comienza a sobrevolar la provincia. Su vuelo llega ahora acompañado de dinero, los famosos fondos nucleares que tanto se echan de menos en la zona de la vieja José Cabrera, donde despertaron hace un par de años del sueño de los extraordinarios ingresos que perciben los ayuntamientos situados en las zonas de influencia de las centrales nucleares. Tal vez por ello ahora son los alcaldes de la zona los que se dejan querer por Enresa, la empresa que se encarga de los residuos nucleares, y que tienta una vez tras otra a los alcaldes con la posibilidad de abrir las puertas de sus territorios a esta instalación. En los últimos días se ha generado una corriente contraria a la instalación del ATC en Guadalajara. Partidos políticos, instituciones, asociaciones profesionales, colectivos ecologistas y agricultores han manifestado públicamente su no rotundo al almacén de residuos nucleares en Guadalajara. Oficialmente no hay posturas intermedias, sin embargo a ras de suelo y en las reuniones de AMAC (Asociación de Municipios Afectados por centrales) a puerta cerrada la negativa a albergar una instalación de este tipo se muestra bastante más dubitativa. Sin duda ha de ser una tesitura difícil para un alcalde de una pequeña localidad de la Alcarria decidir de forma tan tajante sobre el futuro de su pueblo. Es mucho dinero frente a un desarrollo incierto. Pero por ello, las instituciones Junta y Diputación ya han mostrado su no rotundo y los partidos políticos deben arropar y ayudar a sus alcaldes a tomar la decisión más difícil. Y la más honesta con la provincia y sus ciudadanos.