Cien días del nuevo ejecutivo regional
15/10/2015 - 23:00
Es cortesía y casi tradición dejar que transcurran los cien primeros días de gobierno para con cierta perspectiva analizar los primeros pasos de un nuevo gobernante. Ciertamente es poco tiempo para hacer efectivo el cumplimiento de las promesas electorales pero suficiente para ver cómo y por dónde van las cosas. Transcurrido este periodo desde que Emiliano García Page asumiese la presidencia de Castilla-La Mancha, los últimos días han sido numerosas las reacciones y valoraciones realizadas por responsables políticos. Escuchar a gobierno u oposición es como vivir dos realidades totalmente diferentes. De cien días de diez, para los socialistas, al gobierno más destructivo y nefasto de todos los tiempos para los populares. Ni lo uno ni lo otro puede ser cierto aunque ambos tengan parte de razón en sus análisis, pues ni la verdad absoluta existe ni nadie es perfecto ni nulo cuando ejerce una acción de gobierno. Sobran reproches de unos y otros. Sin embargo, obras son amores, y hay que reconocer de este tiempo, buena parte de él discurrido en verano, la intensa actividad del nuevo ejecutivo regional, que empezó cumpliendo su promesa de reabrir las escuelas rurales cuando hubiese más de cuatro alumnos en una localidad y que ha impulsado numerosas medidas. García Page ha cogido el programa y ha empezado a cumplirlo prometiendo que casi todo lo dicho durante el Debate de Investidura se hará realidad en 2016, con independencia de quien gane las elecciones. Es como una renovación de votos y no tenemos porque desconfiar de su palabra pues ésta se va cumpliendo. Por lo pronto ha explicado su medida estrella, el Plan Extraordinario de Empleo, cuya puesta en marcha será realidad en cuanto entren en vigor los decretos que lo regulan. También ha anunciado más empleo público y medidas sociales como la creación de las oficinas antidesahucios o acuerdos con las eléctricas para evitar que se corte la luz este invierno a los ciudadanos que no puedan pagar. Cien días han dado ya para, al menos, saber que el nuevo ejecutivo sigue su hoja de ruta.