Codes por todo lo alto

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
TEODORO ALONSO
Para curarse del empacho electoral y ciudadano, nada mejor que la vuelta a los pequeños pueblos silenciosos y solitarios. Para encontrarse siempre con sorpresas que dan carácter a cada uno de ellos. Por ejemplo Codes, situado cerca de Maranchón . El título del artículo es también el lema de su Asociación, porque el pueblo se alza en lo alto de un cerro a 1.350 metros, se puede divisar en la lejanía y sus nativos y amigos quieren que perviva y sobresalga por todo lo alto.
Me acerqué con el deseo de visitar su famosa pirámide: se trata de un cerro aislado con una serie de anillos que de forma helicoidal, a modo de rampas, sujetas por paredes de pequeñas piedras, conforman su estructura piramidal, parecida a las aztecas o las truncadas egipcias. Es un enigma cuando, por qué y para qué actuó el hombre aquí. ¿Obra de civilizaciones perdidas, castro celtibérico o simple obra de campesinos para labrar sus laderas?
Una vez que se asciende al pueblo nos esperaban otras sorpresas: Una laguna natural con su manantial; la ermita, con jardín y bancos alrededor, desde la que se disfruta de unas buenas vistas sobre cerros y barrancos poblados de sabinas que abarcan pueblos de las dos Castillas; en el pórtico, unos empedrados preciosos obra de artesanos populares.

Unas pocas personas viven allí en invierno, pero el recorrido por sus calles denota que son muchos los que vuelven y reconstruyen sus casas, muchos los que ponen entusiasmo recuperando tradiciones y conservando su patrimonio. Cualquiera puede informarse visitando la web con el lema del pueblo.

En sus proximidades se yerguen unos gigantescos molinos aerogeneradores. Pueden interpretarse como señales de futuro, de nexos de unión con las ciudades, de nuevos recursos económicos para los pueblos a través del suministro de energía, tan vital ahora como antes lo fueron la lana o el trigo. Pero el patrimonio natural y el patrimonio cultural son también importantes, no sólo como herencia del pasado sino como prenda de futuro. Así lo han entendido en este pueblo si nos fijamos en cómo cuidan de su ermita y su iglesia, cómo han rescatado tradiciones como la Soldadesca, pero no tanto su arquitectura popular.

Si el conjunto del pueblo es admirable, hay también actuaciones desafortunadas que chocan al visitante: casas nuevas al borde del barranco de formas y materiales que desentonan con la arquitectura tradicional, utilización del cemento negro en la rehabilitación de fachadas, un kiosko de obra en el centro de la plaza para servir bebida en las fiesta, etc.

Codes es una maravilla y lo sería mucho más si sus nativos y amigos se percatan de que las casas y construcciones populares son un tesoro también digno de restauración respetuosa. Lo dicho vale también para la mayoría de los pueblos: silenciosos, vacíos y maltratados.