Colección de mentiras
Sorprende la colección de mentiras que José Blanco (PSOE) ha dicho en tan poco tiempo en una de sus recientes apariciones. Se nota que ya está haciendo campaña.
Primero, dice que el PSOE se está planteando incluir en su programa electoral para las próximas generales de noviembre o marzo una subida de impuestos a los ricos. Eso es mentira, ya que han estado gobernando 7 años y lo que han hecho es justamente lo contrario: bajar los impuestos a los ricos y subírselos a los pobres. ¿Quién le va a creer ahora? ¿Por qué no implanta esta medida antes de acabar esta misma legislatura? ¿Para qué esperar? Segundo, habla de implantar la Euroviñeta en España, como modo de pagar un tributo por circular por las carreteras españolas para ayudar a financiar su mantenimiento. Si es así, pido inmediatamente que supriman los peajes que existen ya en muchas regiones de España. Nadie puede entender que se pague dos veces por un mismo concepto y hay regiones que desde hace décadas sufren los peajes. Tercero, echa la culpa a los bancos del excesivo endeudamiento de las familias y eso es intolerable. Se supone que el Estado, a través del gobierno de turno (y son los socialistas los que desde hace 7 años gobiernan), debe ser capaz de imponer regulaciones a bancos y cajas para evitar que cometan excesos, teniendo en cuenta siempre que el derecho a una vivienda digna debería serle reconocido a todo ciudadano. Cuarto, poner sólo a Rodrigo Rato como ejemplo de político que está al frente de una entidad financiera para subrayar que la política y el sistema financiero español deberían ser independientes es algo grotesco y sectario. Está claro que la política debe separarse de los bancos y de las cajas de ahorros, pero José Blanco olvidó mencionar que también Narcís Serra (PSOE) está al frente de una importante caja de ahorros. ¿Por qué se lo calla? Tengamos en cuenta todas estas cosas los españoles a la hora de votar. Cuando las mentiras de los políticos se intensifiquen durante la campaña electoral, incluso los periódicos nos quitarán la voz a los ciudadanos y nos impedirán hablar con claridad de lo que es mentira y de lo que es verdad. Silenciarán nuestras intervenciones, como si nunca hubiesen existido.