Comidas solidarias
Veo que la empresa Doñoro, de av. de Castilla, 13, ha ofrecido una multitudinaria paella solidaria con motivo de la ampliación de su negocio a un nuevo establecimiento en bulevar de Entrepeñas, nº 1, en Aguas Vivas, Y entiendo que la solidaridad ha sido exclusivamente de Doñoro, pues los 1.500 comensales que hicieron largas colas para recoger su ración no hicieron más que aprovecharse de la generosidad y altruísmo de la empresa, pues recibir por un euro un plato de paella y una naranjada no creo que suponga un sacrificio para nadie. A ese precio todo el mundo está dispuesto a solidarizarse con quien sea y cuantas veces sean necesarias. Y seguro que habría más de uno que aún presumiría de solidario en la cola, incluso de buena fe, porque el adjetivo solidario parece una palabra mágica, con más fuerza de movilización que Caridad, quizá porque la Caridad, una de las tres virtudes teologales, suena para muchos (y lo es) a virtud cristiana mientras, que solidaridad tiene resonancias más laicas, por no decir más progres. Ser solidario o caritativo a un euro la ración, con naranjada incluida, tiene poco mérito por parte de los comensales, pero hay que reconocérselo a Doñoro por su elogiable decisión de entregar la recaudación a Cáritas. A ver si le imitan otras empresas, Aunque no fui uno de los comensales, quiero con esta Brújula corresponder de alguna manera a la generosidad de esta empresa, que es la auténtica solidaria, pues a un euro por ración y naranjada, es fácil ser solidario. Quizá Doñoro se quedó corto en el precio. Su generosidad sería igualmente elogiable si en lugar de 1,500 euros hubiese podido entregar 3.000. Solidaridad, dice la RAE, es la adhesión circunstancial a una empresa. Caridad es solidaridad con el sufrimiento ajeno. El presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre, Manuel Cortés, me dijo en una entrevista que prefería la palabra amor. Y lo decía avalado por sus noventa y seis donaciones, con un total de 432 litros de sangre hasta que la edad se lo impidió. Decía que amor y caridad es lo que hacía que ningún donante faltara nunca a una llamada para una donación, aunque fuera a las tres de la madrugada. Pero me he desviado del tema inicial, pues yo lo que quería es destacar la generosa iniciativa de Doñoro, de la que sólo alguna vez he sido cliente indirecto. Y siempre he valorado la complejidad de disponer de tantos productos al servicio de los clientes, algo que, al parecer, exige la vida moderna.