Confusión creciente
Confusión y oscuridad en las ideas o en el lenguaje, producida por lo común deliberadamente, eso dice la RAE de la palabra en cuestión. Ya hemos escrito casi demasiado sobre la situación en que hemos venido a caer después de bastantes años ya de Democracia. Pensábamos que todo el campo era orégano porque el estado de bienestar había llegado a instalarse en bastante buen grado entre nosotros. Pero hizo falta un pequeño huracán de adverso viento y una mala gestión para que se convirtiera en la mayor pesadilla que nuestra democracia había logrado tener. Y en estas estamos, atascados y sin ver la salida de ese túnel largo, muy oscuro y con demasiados recovecos en los que se ignoraba lo que tal vez o seguro se escondía. El malestar ha llegado a convertirse en gigante y las puertas del laberinto demasiado escondidas y perdidas en unos recovecos que sólo algunos conocen si es que la borrachera de bienestar no ha hecho que se les olvidara
Ahora perdidos en el desierto y con el sol quemando en las arenas algunos se atreven a llevarnos por caminos que la mayoría no comprende. Y en estas estamos cuando nos indican que una bocanada de aire fresco entra por la ventana: los brotes verdes que antaño ya no eran tales sino espejismo de desierto, parece que han vuelto a darse en nuestra maltrecha economía. Empezamos de nuevo a querer pensar que los brotes verdes de ahora se conviertan en fuerte leños de esperanza y salida de una vez por todas de este estado en que nos encontramos. Pero han de permitirnos el derecho a la duda. Tenemos que dudar y casi pellizcarnos para creer que esa anunciada mejoría sea auténtica y no otra fallida salida de la maldita crisis
Necesitamos de una auténtica .Que la realidad sea el deseo y la necesidad que tenemos de que nuestro país llegue de nuevo al oasis de la abundancia o al menos de una subsistencia digna. Ahora queda la necesidad de que se aclaren los políticos en qué política están y estamos porque tras esas Elecciones últimas en Cataluña la confusión es lo que parece deba aclararse. Perdón por el tono pesimista de nuestras palabras, pero es que la duda en muchas cosas da pie a ellas.