Crisol de culturas
01/10/2010 - 09:45
Editorial
De una manera general, puede afirmarse que el crecimiento de muchas localidades se ha producido por la inmigración y sólo en parte ha sido generado internamente por el incremento natural de su población. Ese ha sido el caso de Azuqueca donde en la última década el crecimiento poblacional ha estado muy ligado a estos fenómenos de inmigranción.
Desde 1999 la localidad ha visto incrementada su población en 12.000 vecinos, de los cuales, el 64% tenían origen extranjero. La necesidad de mano de obra con escasa cualificación hacía de esta localidad, que ya en la década de los 60 (debido al desarrollo industrial) era destino de emigrantes de otras zonas de España, un lugar ideal para que los inmigrantes buscasen una oportunidad. Sin embargo, como ya ocurriese con la crisis de mediados de los años 70, que afectó a los países desarrollados aumentando el desempleo y reduciendo los movimientos migratorios, el aumento poblacional parece haberse tomado un respiro. De hecho, en 2008 se produjo un claro descenso de la entrada en nuestro país y cierto incremento del retorno de los que estaban aquí instalados, aunque el flujo no se detuvo. La explicación se encuentra en que, si bien la situación del empleo no invita a los inmigrantes a venir, siempre hay una parte de la inmigración que no se rige estrictamente por las ofertas de empleo, especialmente la inmigración de reagrupación familiar. Ante esta situación la ayuda por parte de ONGs y entidades como Guada Acoge, que ha cumplido 10 años desde su llegada a Azuqueca, se hace más necesaria. Sólo con acciones como la que se lleva a cabo desde esta asociación se favorece la convivencia, el intercambio y el conocimiento mutuo. Las solidaridades étnicas o culturales dan paso a las solidaridades sociales o profesionales y la localidad transforma a los llegados, pero se enriquece y evoluciona al mismo tiempo con ellos. Sólo de este modo se comprende el crisol de culturas que se aprecia en Azuqueca.