cuidado con las setas

08/10/2010 - 00:00 Redaccion

Con la llegada del otoño viene la recogida masiva de setas. Muchos, aprovechan las buenas temperaturas para salir al campo y disfrutar de un día en la naturaleza, a la vez que llenan la cesta de preciados ejemplares. Sin embargo, toda la precaución es poca y hay que ser un verdadero experto para atreverse a degustar ese manjar. Desgraciadamente, y aunque cada vez son menos habituales las intoxiaciones graves por setas, ayer nos despertábamos con la triste noticia de que una familia de cuatro miembros de la zona de Molina de Aragón ingresaba en el Hospital General de Guadalajara a través de Urgencias por haber ingerido alguna especie no comestible. Existen más de 5.000 variedades diferentes de setas (en Europa unas 3.000 especies) de las cuales entre 50 y 70 pueden considerarse tóxicas y de cinco a seis de ellas mortales. Una seta puede tener uno o varios principios tóxicos, y a su vez un principio tóxico podemos encontrarlo en distintos tipos diferentes de setas. Algunas, incluso, son tóxicas solo en ciertas épocas del año. Entre las setas podemos encontrar desde las no tóxicas, y en teoría comestibles (aunque no todas lo son), hasta las tóxicas, y entre ellas las mortales. De ahí, la importancia de conocerlas a la perfección antes de proceder a su ingestión. Anualmente, en nuestro país, se atienden de 200 a 400 casos de intoxicación que precisan tratamiento hospitalario. El 50% de los casos son intoxicaciones banales y el otro 50% consisten en diarreas más o menos graves, así como intoxicaciones con manifestaciones clínicas de otros tipos. Por ello ante la duda, es preferible no consumirlas y siempre debemos fiarnos del consejo de los expertos. Antes de salir al campo, hay que informase. Existen muchas sociedades micológicas que organizan cursos anualmente en los que se enseñan los distintos tipos de variedades de setas, diferenciando bien las que son aptas para el consumo humano y las que no lo son. La participación en sus actividades nos pueden convertir en auténticos expertos, aunque ni aún así hay que bajar la guardia. Y sobre todo, al primer síntoma, el mejor consejo: acudir a los servicios sanitarios.

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