Cuidar Sigüenza
11/08/2013 - 00:00
Aunque con cierto sentido del humor y mucha ironía algunos seguntinos afirmen que la Diócesis estudia trasladar con unas ruedas a Guadalajara la Catedral -a muchos no les gustó que la capitalidad del Obispado cambiase de sede-, lo cierto es que una de las catedrales más bonitas de España siempre estará en la ciudad mitrada y lo mismo sucederá, salvo desastre económico- y las previsiones no apuntan en esa dirección-, con el Parador Nacional de Turismo construido sobre las ruinas de un castillo con gran historia. Sigüenza es belleza en sí misma, una ciudad que rezuma arte en cada piedra. Es gastronomía, con la mejor oferta de la cocina castellana. Es clima durante los días más sofocantes del año. Es naturaleza para quienes quieran perderse en sus pinares. Es ocio para los amantes de las excursiones por los lugares únicos que se ubican a pocos kilómetros como el Santuario de la Virgen de la Salud, la Casa de Piedra, las Salinas de Imón, Atienza, el barranco del Río Dulce o el Mirador de Félix Rodríguez de la Fuente, entre otros. Es descanso para los que opten por transitar por el parque de la Alameda, con sus terrazas y zonas de ocio infantil. Sigüenza es única, un lugar con un encanto inimitable que entusiasma y enamora; un sitio privilegiado dentro de la provincia y conocido en toda España. Es, además, cuna de muchos artistas y personajes de la vida política y empresarial de la provincia, que no citamos aunque los veamos por sus calles en estos días. Pero también hay que lamentar los efectos que la crisis está haciendo en su hostelería, en su comercio, en su fracasado polígono industrial, en su población de la que huyen los jóvenes por falta de trabajo, en su vida del día a día mucho más dura que la de ese escenario tal vez idealizado que describíamos. Sigüenza nunca morirá, por supuesto, por ese rico patrimonio artístico y monumental, pero no puede recrearse en lo guapa que es para no adoptar medidas que impulsen su actividad, que fijen población, que creen las condiciones necesarias para que los emprendedores inviertan o como poco permitanque el empresariado sobreviva. No puede ser solo turismo y se aprecia cierto parón en lo demás (muchas de sus gentes así lo dicen en cuanto se habla con ellos unos minutos). Hay que cuidar la ciudad, mimarla, mirar por sus vecinos, potenciarla. No es una crítica a sus políticos, pero algo falla cuando algunos de sus habitantes así nos lo transmiten y piden que lo digamos. No pasamos el tiempo suficiente para enjuiciar con criterio, solo nos hacemos eco de inquietudes de personas que quieren y mucho a Sigüenza y desean que su futuro y el de sus hijos sea posible sin salir de sus casas. Otros, claro, pensarán lo contrario, pero no les hemos visto.