Cuidemos de nuestra infancia

12/11/2012 - 00:00 Ana González


 
   Por infancia, el diccionario de la RAE entiende: “Período de la vida humana desde que se nace hasta la pubertad. Conjunto de los niños de tal edad“. Pero con esta definición creo no es suficiente. Hoy quiero centrarme en otro aspecto muy importante, que también recoge la definición y recomendaciones de UNICEF al referirse a la Infancia: “Es la época en que los niños y niñas tienen que estar en la escuela y en los lugares de recreo, crecer fuertes y seguros de sí mismos y recibir el amor y el estímulo de sus familiares y de una comunidad amplia de adultos.
 
  Lamentablemente frente al concepto de Infancia se sitúa otro término, que no pocas veces lo acompaña, el de maltrato y que no siempre resulta sencillo de definir. Según US. Department of Helth and Human Services, se entiende por Maltrato Infantil, descendente, es decir, padres hacia hijos: “Cualquier acto de omisión realizado por un padre/madre o cuidador/a que resulte un daño, daño potencial o amenaza para un niño/a, y no tiene que ser necesariamente intencionado”.
 
  Así la definición implica una valoración social en relación a lo que es peligroso o inadecuado para el niño. Y aquí reside precisamente la dificultad, la falta de consenso social en lo que se refiere a lo que se consideran formas peligrosas e inaceptables. Aun así, los datos proporcionados por PrevInfand (AEPap)/PAPPS Infancia y Adolescencia (octubre 2011), son francamente escalofriantes: 19,9% son maltrato físico; 3,6% son por abuso sexual; 86,4% por negligencia y un 35,4% de carácter emocional”.
 
  Además, todos los actos de maltrato tienen sus consecuencias a corto, medio o largo plazo para el menor; visibles o no, y de mayor o menor grado, condicionado todo ello por numerosas variables en función del tipo de maltrato, la edad, intensidad, duración… Pero actualmente nos encontramos con un tipo de maltrato, de definición y reconocimiento muy reciente, el ascendente, es decir de menores hacia sus progenitores, que no deja de sorprender. Padres que ceden la custodia de sus hijos porque no sólo “no se hacen con ellos” sino que reciben todo tipo de agresiones por parte de sus propios descendientes. Nos decía Silvia Valmaña “que se requiere una actuación ante esta problemática no sólo para la defensa de los padres, sino especialmente para el cuidado del propio menor, para beneficio de si mismo, otra nueva manera de protección a la infancia”.
 
  Esto mismo planteaba Javier Urra Portillo, el pasado martes 6 de noviembre en Madrid en las II Jornadas sobre Pediatría Social, donde nos presentaba un proyecto en el que se está trabajando para dar respuesta a este problema, “sunami” , cada vez más común en nuestra sociedad. Tanto en un caso de maltrato como en otro, las actuaciones son semejantes. Identificación del caso. Intervenciones multidisciplinares: médicas, educativas, sociales o psicológicas, en todo el entorno del menor así como la intervención de los organismos pertinentes. Para el abordaje integral de esta problemática es imprescindible la coordinación interinstitucional de todos los recursos.
 
  El 29 de octubre se celebraron en Guadalajara, las I Jornadas de Formación contra el Maltrato Infantil, organizadas por los servicios periféricos de Educación de la Junta de Castilla-La Mancha. A través de éstas se pretendió recoger todos estos aspectos sobre maltrato infantil, e incluso se amplió a otra problemática actual y muy común que es el maltrato entre iguales. Personalmente dar las gracias a todo el equipo de los servicios periféricos por organizar y darme la oportunidad de participar como ponente en dichas jornadas y a mis compañeros de mesa: Silvia Valmaña, Directora General de Familia, Menores, Promoción Social y Voluntariado de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de junta de CLM y Juan José Clemente, Subinspector de Policía y delegado de participación ciudadana, por la magnífica intervención de ambos.
 
  Y no puedo terminar sin hacer una reflexión muy personal. ¿Qué nos está pasando? ¿Qué valores priman en nuestra sociedad? ¿Qué está sucediendo para que los mayores no sean capaces de cuidar de sus pequeños o que los menores no sean capaces de respetar a sus progenitores? Si hablas con unos y con otros, es fácil coincidir en la respuesta que se da a estas preguntas, y es la creencia que “actualmente los niños de hoy en día tiene de todo, nada valoran y están sobre protegidos”.
 
  Aun coincidiendo en ello, creo que el problema va más allá. Están absolutamente desprotegidos, y no preparados, para el sinfín de estímulos negativos a los que están sometidos en esta sociedad actual: series televisivas donde no aparecen los padres por ningún sitio, ni las normas o donde los pequeños de nueve años son adultos bajitos, por su forma de vestir, de hablar o relacionarse; el esfuerzo o la responsabilidad se evita; el WhatsApp, Twiter o Tuenti es la mejor forma que saben para relacionarse entre ellos; no se pueden equivocar y aprender de los errores porque se nos frustran; los padres dedicamos gran parte de nuestro tiempo en trabajar o resolver nuestros problemas, más aún en el momento que estamos viviendo; se da gran importancia al tener no al ser; y no digamos cuando admitimos que un menor de 13 años, si lo consiente, es “suficientemente mayor” para tener relaciones con un adulto, porque así lo considera nuestro código penal.
 
  En resumen, para mí, el declive de valores fundamentales. Mi madre siempre ha dicho “la infancia es muy corta”, y creo que nuestra sociedad la está haciendo aún más. Considero así la necesidad de poner en marcha importantes reformas en determinados aspectos referidos a nuestra infancia, para que seamos capaces de dar respuesta a este problema con el que nos encontramos y que asegure el cuidado de nuestros más pequeños.