De los caraduras

29/12/2013 - 23:00 Pedro L.Toledo

Estamos a 30 de diciembre, día de repaso de lo acontecido durante el año. Numerosos documentales, traerán de nuevo a nuestras retinas, los momentos estelares de 2.013. Volveremos a ver imágenes que nos pusieron/pondrán un nudo en la garganta. Niños sufriendo, grandes desastres naturales, guerras y grandes padecimientos humanos. También reviviremos, momentos de indignación y rabia, cuando recordemos que la corrupción y la cara dura, está instalada en este país, casi casi como si fuera una norma.
Imágenes que siempre reflejan la corrupción a gran escala, que es la más llama la atención y lógicamente, la que atrae las miradas de las cámaras de los telediarios. A mí sin embargo, me gustaría centrarme en otro tipo de casos. Los casos cotidianos, casos de corrupción a pequeña escala, pero corrupción al fin y al cabo. Y casos, que ocurren mucho más de lo que nos pensamos, pero que los tenemos tan arraigados dentro de nosotros, que los terminamos por ver naturales, mimetizados con la normalidad, con lo que al final no los sentimos como tales.
Pondré un ejemplo que en mi trayectoria profesional, me ha tocado vivir en infinidad de ocasiones. Empresario o autónomo, que cumple escrupulosamente con toda la normativa (procelosa y costosa, los más de los casos) y que cuando encuentra un trabajador adecuado para su empresa, contacta con él para contratarle, pero este le dice que él trabaja pero “en negro” porque al fin y al cabo, le quedan “6 u 8 meses de paro” y no lo va a perder. Una vez que asistes al empresario, te entrevistas con el trabajador y le explicas los pros y los contras de su actitud. Al final, como no podía ser de otra manera, termina trabajando “como Dios manda”. Sin embargo, este caradura, termina por decirte, que le “estás jodiendo la vida” porque va a tener que pagar en Renta por estar de alta e incluso, se permite soltarte a los dos o tres meses de su contratación que “está esperando la inspección que le dijiste que igual venía y todavía no ha aparecido” y se queda tan ancho.
 Cuántas veces, hemos oído y escuchado todos casos similares. Parados, que consideran que la prestación por desempleo es una especie de prima extra, a la que no van a renunciar, bajo ningún concepto, porque ellos van a seguir trabajando, pero cobrando el paro. En cualquier caso, el verdadero problema, no es que esto pueda o no ocurrir, caraduras y sinvergüenzas ha habido y habrá en este país y en cualquier otro, por los siglos de los siglos. El verdadero y auténtico problema, es que esto lo percibamos como normal.
 El verdadero y auténtico problema es que no nos demos cuenta, que tipos como este, lo único que están haciendo es robar. Si robarnos a todos, a usted, a mí y a cualquiera que trate de cumplir con dos principios que hemos de intentar recuperar entre todos: el de Honestidad y el de Legalidad. Y mucho me temo, que hasta que no recuperemos esos principios desde abajo, no conseguiremos que lleguen arriba, puesto que la vida pública y la vida política, no son más que el reflejo de lo que pasa en la calle. Que la fuerza os acompañe.