De los pactos de la Moncloa

24/12/2015 - 23:00 Pedro Toledo

Después de muchos días de mítines, comparecencias, debates y “seudodebates”, encuestas, “seudoencuestas” y vaticinios, llegó la hora de votar. Todos los partidos han echado el resto y todos han intentado hacer lo mismo: mantener medio contentos a sus seguidores (solo medio), para luego arañar votos a los partidos colindantes y sobre todo tratar de nutrirse de los indecisos.
Todos éramos conocedores, de que pasase lo que pasase y ganase quien ganase, todos iban a ganar y de cara al exterior, les iba a ser indiferente el resultado. El domingo por la noche, sonrisa “Profidén” al canto, saluditos en el balcón o en el atril y “agradecimiento por esta gran victoria a todos los que confiaron en nosotros que saben que no les vamos a defraudar”.
Pero mira tú por donde, hay veces en el que al diablo le da por enredar, con lo que llega la hora la de la verdad y se lanza la moneda al aire. ¿Será cara? ¿Será cruz? La solución en el próximo episodio puesto que salió canto (y Cantó en Valencia y de naranja).
Canto que esperemos, que igual hace dar el cante a más de uno y quién sabe, sino le acabaran cantando las 40.
Los del PP nos van a cantar hasta la saciedad el estribillo, de que son la fuerza más votada. Algo cierto e innegable, como cierto e innegable es, que han perdido más de 60 escaños. Los del PSOE, cantarán una nueva versión del “más se perdió en Cuba” o lo que es lo mismo, que más que ellos, han perdido los del PP. Inamovible argumento, igual que lo es el hecho de que estén en mínimos históricos.
Los de Podemos, cantarán de nuevo el “Sí se puede”, diciendo que partían de cero y han llegado a 69 escaños. Sin embargo, la operación remontada, al final no fructificó del todo.
Los de Ciudadanos, cantarán victoria y quién sabe si aquello de los “chopos de Rivera” (me he comido el “la” al ponerlo con “v”) puesto que también partían casi de cero y se han consolidado a nivel nacional. No obstante, les daban como segunda fuerza política y han acabado siendo la cuarta.
Con este panorama, más que en cantar, alguno pensará aquello de:
-Y ahora ¿qué hago yo con estos pelos?
Pues creo que en mi humilde opinión la solución es clara: dejar lo de cantar para la ducha, para pactar después de pensar.
Pensar en lo que sería mejor para todos y para cada uno de nosotros. No solo lo que sería mejor para su partido. Con lo que, igual que mi abuelo se ponía la gafas de cerca porque tenía los brazos muy cortos, más de uno ha de ponerse las gafas de lejos y demostrar que no le viene grande el papel de estadista y echarse “palante” en busca de la versión 2.0 de los Pactos de la Moncloa. Que la fuerza os acompañe.