De sabios es rectificar las malas decisiones

01/04/2013 - 00:00 Redacción

 
 
Aunque sea en un Miércoles Santo con casi todos de vacaciones o a punto de meter la maleta en el coche, para minimizar el efecto mediático del paso atrás, aunque se produzca después de tres pronunciamientos no favorables del Tribunal Superior de Justicia que obligaban a acudir al Supremo y ralentizar en exceso las cosas en el tiempo, y aunque les hayan chirriado los oídos a algunos por las múltiples protestas ciudadanas y políticas, algunas de la propia cuña (las que más duelen), lo cierto es que es de agradecer la decisión del Gobierno regional de derogar la orden más polémica desde que empezase a gobernar. La que cerraba parcialmente las urgencias en seis servicios de la provincia, que mantenían desde entonces abiertas sus puertas las 24 horas, pero solo de manera cautelar. Ya respiran tranquilos.
 
   El sentido común y la sensatez se imponen, aunque ello no quiera decir que esto acaba aquí. Ni mucho menos. Las horas de esos servicios de urgencias se terminarán viendo reducidas, pero dentro de un plan más completo, estudiado, racional y bien explicado de reorganización de los servicios sanitarios que probablemente esté en marcha antes del verano. Que es necesario reformar para mejorar es algo que todos demandamos. Desde estas mismas líneas defendimos en su momento que la intención de la orden era buena pero que había fallado la información y sobre todo las sensaciones, aparte de existir errores de bulto como el calculo de las distancias a los centros médicos más cercanos. El ciudadano se sintió desprotegido, recortado en su derecho más fundamental y el medio rural agredido. Es es el momento del borrón y cuenta nueva tras la decisión de desistir, como dicen ellos, o rectificar, adoptada desde la Junta de Comunidades. El enquistamiento en los juzgados y la incertidumbre del fallo del Supremo han sido los motivos de la marcha atrás y no las protestas (se equivocan algunos que sacan pecho). Desde el principio se debería haber estudiado un plan global y no dar este palo de ciego que solo ha servido para perder tiempo y crispar.