Delincuencia

16/10/2015 - 23:00 Pedro Villaverde Embid

Cada año el mes de octubre sirve para celebrar las festividades, primero, de los Santos Ángeles Custodios, patrones de la Policía Nacional y Local, y el Día de la Hispanidad, de la Virgen del Pilar, patrona desde 1913, de la Guardia Civil. Es ocasión de rendir homenaje a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, distinguir a miembros de sus unidades con distintas condecoraciones en función de sus méritos y también de hacer balance sobre la situación interna de las mismas y su proyección al exterior. Los distintos actos celebrados tanto en la capital como en la provincia han cumplido con tales objetivos con el debido boato. Respecto al día a día de nuestras fuerzas armadas cabe resaltar la falta de efectivos en la Policía Nacional y la adaptación a las nuevas normativas y necesidades del servicio de la Guardia Civil en la que tradición e innovación caminan en paralelo, aunque pueda parecer una institución inmovilista. Lo mejor de estas festividades, con desfile en Madrid y recepción oficial del jefe del Estado, es repasar los éxitos en las distintas operaciones desarrolladas en el último ejercicio y sobre todo saber que los índices de delincuencia continúan bajando en nuestra provincia, ya por tercer año consecutivo. Los robos por el campo, por ejemplo, han descendido en un 20% y el índice de infracciones criminales en un 10%, 373 hechos delictivos menos en lo que va de 2015. En 2014 habían caído un 1,29%. Se sigue reduciendo sobre lo reducido y eso es motivo de felicitación porque gran parte del mérito está en las labores de prevención que se llevan a cabo. La colaboración ciudadana alertando de actitudes sospechosas o de comisión de delitos, algo cada vez más fácil con las nuevas tecnologías, también contribuye a esta mejora de resultados que redunda en una sociedad más tranquila y segura para todos. Otra cosa son las sensaciones o alarmas que se producen cuando los robos en el medio rural se suceden o sabemos que en nuestra ciudad están entrando en trasteros y pisos con más frecuencia de lo pensable. Los delincuentes siempre existirán y además perfeccionan sus métodos, lo que obliga a mejorar en la respuesta. La formación debe ser continua para quienes combaten a los infractores de la convivencia. Estamos en buenas manos , pero hay que ayudar desde la ciudadanía.