Descubrió el Síndrome de Down, pero perdió el Nobel

15/09/2011 - 00:00 Lourdes Camps


Por llamar a las cosas por su nombre, a este valiente francés, le negaron el máximo reconocimiento. Siendo ya médico, quedó impactado al conocer a un niño Down y quiso saber más de estos niños y sus familias. Eso le llevó a realizar la investigación que terminó en su descubrimiento en 1958. Tenía 32 años, cuando descubrió la primera anomalía cromosómica en el hombre: la trisomía 21. El científico Jérôme Lejeune que descubrió el origen genético del Síndrome de Down no pensó en sí mismo, sino en los niños. No quiso poner su propio nombre. Quería devolver la humanidad y el orgullo de estos niños a sus padres diciéndoles que estaba en su código genético,(entonces se pensaba que era problema de los padres). Abría así la puerta primero, a la cátedra, a la citogenética y a la genética en general y luego, a la medicina genética.

   Con su clarividencia, pretendía además, proteger a los no nacidos. Fue un referente en vida, pero además hoy está de máxima actualidad. Cuando a final de la década de los 60 comenzó la campaña del aborto, se puso en contra. Sin poder discutirle su fama, y la importancia de su descubrimiento, le fueron cerrando muchas puertas.

   Pero él, valiente, siguió fiel a sus principios y a su ética. Invitado por Estados Unidos en 1971, pronunció un discurso en el National Institute for Health, donde se atrevió a decir sobre el aborto: “ustedes están transformando su instituto de salud en un instituto de muerte”. Esa verdad no fue bien acogida, y se dio cuenta. En un mensaje a su mujer le comunicaba su impresión. “hoy he perdido mi Premio Nobel”. Efectivamente, aunque recibió diversos galardones en diferentes países, como uno de los mayores expertos mundiales en genética, no le concedieron el Nobel.

   Reconociendo su competencia, en 1994 es nombrado primer Presidente vitalicio de la Academia Pontificia pSu compromiso en defensa de la vida humana se traducía en continuas intervenciones públicas y en la actividad dentro de la asociación “Laisssez-les vivre” (Dejadles Vivir), de la que fue consejero científico y uno de los promotores. También era presidente de “Secours aux futures mères”(Ayuda a las futuras mamás) organización dedicada a ayudar a embarazadas que se encuentran en situaciones difíciles. Consideraba que esa es la prioridad: la ayuda a la mujer embarazada en situación de dificultad, y la vida del ser que han engendrado.( Del autor pueden leerse Avances médicos y psicopedagógicos sobre la síndrome de Down (1991) y ¿Qué es el embrión humano? (1993), y el libro de su hija Clara: Dr. Lejeune: el amor a la vida; y desde 1996 la Fondation Jérôme Lejeune, reconocida de utilidad pública y, con 60 proyectos actualmente, tanto en Europa como en Estados Unidos).

   Lamentablemente 53 años después, su descubrimiento, es utilizado para diagnosticar, y matar a los Down. Como dice su hija “se gasta mucho dinero en realizar diagnósticos y en matarlos. Con sólo el 10% de ese dinero para investigación se podría haber conLos datos son alarmantes desde el diagnóstico y pérdida de una vida, desde la mujer y desde el médico. Lo primero lo ponía de manifiesto el Catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá y Doctor en Ciencias Biológicas, Nicolás Jouve, “Datos alarmantes en relación con la pérdida de vidas por falso diagnóstico de Síndrome de Down” (Publicado en CiViCa, el 30/08/2011).

   Desde la mujer que aborta, porque según lo publicado en British Journal of Psychiatry - Vida y Bioética de Forum Libertas, ( 6 de septiembre de 2011) el riesgo de suicidio de estas mujeres ha aumentado en 155%. El Síndrome Postaborto es devastador, y quienes aconsejan el aborto, olvidan informarles de ese tema. Y desde el punto de vista médico, porque como afirma el ginecólogo, Dr. Esteban Rodríguez Martín, en el aborto: “hay un ser humano que muere, hay otro ser humano que mata, y hay una mujer que sufre las consecuencias, y un padre del que no se habla. Pero el ser humano que mata no es la mujer, sino el médico, y eso va en contra de la esencia de la medicina…”. La mayoría de las muertes de ese ser humano indefenso, en nuestro país, van precedidas de un “Diagnóstico Prenatal”.

   Las personas que lo requieren están en general, insuficientemente preparadas y en un estado emocional poco propicio para aceptar un diagnóstico serio. Por eso, deciden sentenciar al hijo de sus entrañas, si por ejemplo presenta síndrome de Down. Se abusa del Diagnóstico. Ante eso, los médicos, que respetan su trabajo y su código ético, y cuya misión es proteger la vida, se están negando a realizar el Diagnostico Prenatal. Se niegan a ser instrumentalizados, ellos y sus conocimientos, para acabar con una vida inocente. Alguna mujer alega que no está preparada para la maternidad, pero sí cree estarlo para decidir sobre la vida de su hijo. Lejeune preguntaría ¿Sin consecuencias? Entonces: “Laisssez-les vivre” (Dejadles vivir).