Desmantelamiento pionero
A punto de cumplirse seis años del cierre de la central nuclear José Cabrera, el 11 de febrero, los encargados del desmontaje de la que era la planta más antigua de España se preparan para proceder al proceso más complicado: la segmentación y corte del reactor. La segmentación de este núcleo se realizará conforme a un detallado y minucioso plan que, podemos decir, ya ha comenzado con los trabajos preparatorios que se vienen desarrollando desde el pasado mes de diciembre. Se trata de la primera vez que se llevará a cabo un proceso de estas características en nuestro país. En todo el desmantelamiento se invertirán 135 millones de euros con el objetivo de que el terreno que ahora ocupa la instalación, en 2016 esté disponible para nuevos usos, es decir con un aspecto similar al que tenía en 1960 cuando se empezó a construir la planta. Hasta entonces se generarán 104.000 toneladas de residuos, a través de un proceso que se divide en cinco etapas y que llega, ahora, a su punto culminante. En breve se procederá a segmentar los equipos y materiales, desmontarlos y unirlos en lotes para su posterior tratamiento, ya sea par reciclar, llevar al ATI, a un vertedero controlado o a El Cabril. Posteriormente, previa descontaminación, para lo que se someterá a rigurosos controles radiológicos, se llevará a cabo la demolición de los actuales edificios. La última fase será la restauración de los terrenos, que se prolongará durante 2014 y 2015. Para entonces, poco quedará de la que fue la que fue primera central en nuestra provincia. Ahora que lo nuclear está tan de moda, con el debate abierto sobre la ubicación del Almacén Temporal Centralizado (ATC), Guadalajara va dejando atrás uno de los capítulos de su historia. Muchos consideran que se ha dado un paso adelante, otros, especialmente los residentes en la comarca que han visto como la actividad económica se resentía con el cierre, opinan que se ha condenado a muerte a una zona, que cuenta por las escasa ayudas y las promesas incumplidas.