La celebración de la Virgen del Carmen convertía ayer la provincia en una auténtica fiesta. Muchos son los municipios que han preparado, con mimo, estas fiestas que se prolongarán durante todo el fin de semana. Quizá uno de los lugares donde se celebra con mayor brillantez es, precisamente, Molina de Aragón que con su Salve de la medianoche, su misa solemne y posterior procesión de la cofradía militar, popularmente llamada de los Cangrejos, por el color rojo de la indumentaria procesional de miembros de la misma, hace que la localidad viva unas de las jornadas festivas más intensas del año. Hay que recordar que la Cofradía Militar de Nuestra Señora del Carmen tiene su origen el siglo XIII, por el año 1280 y que sus caballeros eran la élite de Doña Blanca, nieta del Señor de Molina, Gonzalo Pérez de Lara. Actualmente, su popularidad e influencia se extiende a todo Molina y su comarca y constituye una institución de gran admiración y atracción. Pero no sólo la capital del Señorío horraba a la Virgen del Carmen, otros municipios como Sigüenza, Renales, Pareja o Algora mostraban su fervor y celebraban especiales cultos en sus parroquias. Ese es el caso, además de la capital donde la Virgen del Carmen concita también el fervor en su céntrica iglesia dedicada a esta advocación mariana y en el convento de las Carmelitas Descalzas, al igual que en el Carmelo Descalzo de Nuestra Señora de las Vírgenes de Iriépal. Y como no podía ser de otro modo nuestra provincia tuvo sus celebraciones marineras. Por ser esta Virgen la patrona de las gentes del mar, en Pareja y Bolarque se hicieron procesiones marineras, que estuvieron organizadas por diversas entidades náuticas y culturales en colaboración con las parroquias respectivas. Todo un fin de semana intenso que sirve de preludio para los periodos festivos que a lo largo de todo el verano transforman la geografía provincial.