Día de Hispanoamérica
06/03/2011 - 00:00
En este domingo, 6 de marzo, celebramos en la Iglesia en España el Día de Hispanoamérica. Es una jornada dedicada especialmente a acrecentar nuestro interés y nuestro afecto y a orar y ayudar económicamente a nuestros hermanos de los países americanos.
Nuestra relación con los pueblos de Hispanoamérica y, por extensión hablamos también de Latinoamérica, viene desde los tiempos del Descubrimiento, que fue acompañado por la Evangelización de los habitantes del Continente Americano. Ésta ha continuado hasta hoy, salvo algunas interrupciones, sobre todo con ocasión de los procesos de independencia de aquellas naciones. En el Siglo XX fue impulsada de modo especial por los Papas, originando una corriente de envío de misioneros, no sólo de las Ordenes y Congregaciones de la Vida Consagrada, sino también de sacerdotes y seglares de las diócesis. En 1959 se estableció en España la llamada Jornada Misionera Nacional por las Iglesias de América necesitadas, que hoy celebramos con el nombre de Día de Hispanoamérica.
Además del mandato del Señor a ir por todo el mundo anunciar el Evangelio, los cristianos y la Iglesia en España tenemos una deuda especial con los pueblos y con los habitantes de la América Hispana, por nuestros lazos comunes históricos, culturales y religiosos, Además, en el momento actual, nos une a los hermanos hispanoamericanos una especial relación por su presencia entre nosotros en gran número, que nos obliga a la acogida, a la convivencia fraterna, a la solidaridad y al generoso intercambio de dones. Más aún, pensando en el futuro y dado el preocupante descenso de vocaciones al ministerio sacerdotal, a la vida consagrada y a la Misión, habremos de contar con la ayuda que nuestros hermanos de América Latina y de otros países habrán de prestarnos para mantener un servicio adecuado a nuestra comunidades.
De hecho, ya contamos en nuestros presbiterios y en nuestros Seminarios con sacerdotes y seminaristas de América.
Muy acertadamente, la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias nos propone para el Día de Hispanoamérica de este año el lema: Jóvenes misioneros para un Continente joven. Con ello se nos invita a preocuparnos y a orar por la evangelización de los jóvenes, ambientados, como estamos ya, en la perspectiva de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, el próximo mes de agosto.
Se trata de poner el mayor empeño en hacer llegar a nuestros jóvenes el Evangelio de Jesucristo, que no es otro que el mismo Señor, que se propone a los jóvenes de hoy como respuesta a sus preguntas y a su búsqueda y a su deseo de felicidad y de plenitud. Jesucristo es ayer, hoy siempre para todo ser humano, también para los jóvenes de nuestro tiempo, la oferta de amor, que espera una respuesta de amor.
Por esta razón, también jóvenes de nuestros días, de nuestra tierra y de nuestros ambientes, aunque no sea en el número necesario y deseado, están dando una respuesta generosa al Señor y hacen la opción de prepararse para ser ordenados sacerdotes, o se consagran en la vida religiosa de monasterios, conventos y comunidades de vida consagrada o, como fieles cristianos laicos en el mundo. optan por dedicarse con alma y vida a la misión, bien sea en sus ambientes, bien en la Misión en países lejanos. Y no sólo como cooperantes en una ONG, que también está bien, sino también como mensajeros y testigos del Evangelio de Jesucristo, que está aún mejor.