Docencia: Ministerio de Obediencia y Sumisión

30/09/2013 - 00:00 Antonio Canaves Martín

 
   Los datos desmienten que desde el Ministerio de Educación existe un interés por la formación de nuestros hijos. Las mentes más brillantes de nuestras universidades tienen que emigrar por miles para ganarse el pan en el extranjero. En cualquier país culto esto sería una vergüenza. Aquí patronal y políticos hacen ostentación de ello. Nuestros políticos tienen el ego tan grande como su incompetencia, ya que después de haber invertido en nuestros hijos cantidades ingentes de dinero en su formación académica y profesional, nuestros estudiantes y mejores cerebros exiliados en el extranjero aportan a esos países el progreso y desarrollo de sus conocimientos sin haber invertido nada en ellos.
 
   Desarrollo con el que no podremos competir y nos empobrecerá más. El analfabetismo político de nuestros políticos rompe moldes y es motivo de perplejidad y burla en el resto del continente. No nos extraña pues los agravios y recortes que sufre la educación, ya que para el político, el progreso y la cultura son reclamos para la exaltación del cortijo y la hacienda del señorito, el coto de caza y los toros, la virgen y lo más rancio del clero, y la obediencia de quienes no dan el perfil. En esto se resume su democracia. El Ministerio de Educación tendría que ser un referente modélico frente a otros ministerios. Pero desgraciadamente es el que menos pedagogía aplica en el trato frente a profesores, alumnos y padres. El respeto, la tolerancia, la escucha, la creatividad, la asertividad, el consenso, la diversidad y otros muchos valores pedagógicos brillan por su ausencia en el Ministerio de Educación y en sus máximos representantes. Como si el análisis, el debate, la crítica y el cuestionamiento no fuesen el fundamento del conocimiento.
 
  Y las movilizaciones del profesorado, son prueba de la incapacidad del ministro para recoger y consensuar criterios entre todos. El Ministerio de Educación, no se diferencia en nada de una academia militar donde las ordenes de los mandos no se discuten y se imponen por decreto. El “Ordeno y Mando” son los criterios elegidos por el ministro en su torre de poder para imponerlos a un profesorado que está formado para tener criterio propio. Cree el Ministro que el fin de la docencia es la obediencia y sumisión de profesores -con toda una carrera profesional a sus espaldas y los conocimientos adquiridos durante años- a iluminados sin sensibilidad que sin contrastar con toda la comunidad educativa reforman planes de estudio: sin informar, analizar, debatir, consensuar, las reformas impuestas con los actores implicados.
 
  Su tacto de docente: nada hábil, por no decir intransigente en manejar opiniones diferentes. Por su boca sale toda una retaila de desprecios, ofensas, desplantes y desaires hacia quienes tienen nuestro futuro en sus manos y en el delirio de la paranoia manda hacer listas negras de los profesores que disienten Mientras dure esta situación de conflicto, es una buena oportunidad para los maestros, para explicar a los alumnos y padres, las carencias pedagógicas que tienen nuestros políticos. Que en definitiva, son carencias democráticas, ya que aplican una estructura piramidal en su forma de ejercer el poder, en lugar de aplicar una estructura transversal, intentando consensuar con todas las partes. Y mientras, en el sistema educativo más eficiente del mundo, en Finlandia, vemos que los políticos ni siquiera se atreven a entrometerse en temas educativos. Ya que saben, que eso le corresponde a la comunidad educativa. Aquí ni siquiera se reconoce al interlocutor afectado. La pedagogía en educación nunca será eso cuando se implanta con premeditación y alevosía. Ánimo profes... por una educación que nos haga libres, no sumisos. .