Dolores no está en sus cabales
20/02/2011 - 00:00
Viernes 11 de febrero. Los periodistas le preguntan a Mª Dolores de Cospedal por las novedades del supuesto espionaje a su partido, que ella misma denunció y sobre el que ha insistido a diario durante dos semanas, acusando falsamente y sin pruebas al partido político rival. Contesta ella que no sabe de qué le hablan y, a continuación, pronuncia un discurso en el que ¡¡¡¡critica a los políticos que no responden a las preguntas de los periodistas!!!! ¿Es este el comportamiento de una persona fiable? No ya para otorgarle el gobierno de una región, ni siquiera para encargarle ninguna tarea que requiera un mínimo de responsabilidad. Evidentemente, no. Es un comportamiento para dudar de la salud ética, y también mental, de su autora. Nada debería ser más sagrado para un personaje político que el valor de su palabra. Sin embargo, Cospedal ha demostrado ya muchas veces que su palabra no tiene ningún valor, aunque sí tienen un alto precio (que pagamos todos) sus continuas mentiras y traiciones: los 250.000 euros anuales que se embolsa por mentir, difamar y, lo que es más grave, despreciar y dañar los intereses de esta región.
Llueve sobre mojado. Recordemos algunos ejemplos del insano comportamiento de Cospedal. Se harta de pedir austeridad al Gobierno regional más austero de España, que es el de Castilla-La Mancha, cuando ella es la política mejor pagada del país, con un ejército de asesores pagados con dinero público que sirven tanto para recomendarle los vestidos y peinados que se pone, como para hacer de escudos humanos contra los periodistas. Exige transparencia al Gobierno regional más transparente de España, que es el de Castilla-La Mancha, y al mismo tiempo, ella ha tenido que rectificar hasta tres veces la declaración de bienes que los políticos están obligados a hacer en nuestra comunidad autónoma, porque tres veces olvidó declarar actividades lucrativas. Sobre el cementerio nuclear, en un primer momento hizo una declaración pública tajante contra la posibilidad de que se instalara en ningún municipio de Castilla-La Mancha. Una semana después, con dos alcaldes del PP, uno de ellos de Guadalajara, pidiendo el cementerio nuclear parar su pueblo, votó en contra de sus propias palabras, recogidas literalmente en una resolución política de las Cortes Regionales.
Al hilo de esto último y para salvar las apariencias, el PP ordenó abrir un expediente contra el alcalde de Yebra. Un año después, Cospedal dice no saber nada ni del expediente, ni del alcalde, ni de su situación en el PP, ni de si será nuevamente candidato. Otra más. Cospedal firmó en su momento en las Cortes Regionales el texto del nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha, cuyo eje principal era acabar de una vez por todas con el trasvase Tajo-Segura, que también nos toca muy directamente en Guadalajara. En el momento de la verdad, hizo descarrilar ese Estatuto en el Congreso de los Diputados, porque así lo quiso el presidente de Murcia, también del PP, volviendo a traicionar a nuestra tierra, a la que viene de vez en cuando a hacerse alguna foto, pero a la que nunca ha defendido.La lista de incongruencias, mentiras, traiciones y meteduras de pata de Cospedal es interminable. La pregunta es: ¿qué revela este comportamiento? ¿La típica ley del embudo de la derechona de toda la vida, el haz lo que te digo, no lo que yo haga? ¿La hipocresía de la derecha de toda la vida? Eso también, sin duda. Pero lo que revela, por encima de todo, es que Cospedal no es de fiar y que, o bien nos toma por tontos a todos los ciudadanos de Castilla-La Mancha y de Guadalajara, o bien no está en sus cabales. O ambas cosas.