Edi (o Edy)

Del ensamblaje de ambas tierras –navarra y alcarreña- ha salido un hombretón afable, amigo de sus amigos, siempre dispuesto a echar una mano allá donde sea menester y, lo que es más importante, siempre agradecido a esta tierra de Guadalajara que le dio cobijo hace muchos años. Por eso no fue extraño que en la presentación de su último libro dedicado a las Ferias y Fiestas de Guadalajara (y su patrona la Virgen de la Antigua) el Salón de Plenos del Ayuntamiento estuviera de bote en bote. No cabía un alfiler. Familiares, compañeros de trabajo y amigos quisieron estar a su lado para comprobar, una vez más, que Eduardo Díaz Pérez, Edi (o Edy), es un tipo de los que merecen la pena tratar. Los políticos, de ambos signos, se deshicieron en alabanzas hacia él. Y Edi (o Edy) supo agradecérselo de corazón. Con ese corazón del que brotó una jota dedicada a su madre de 94 años que estaba en el primer banco. Todos, pero especialmente los que hemos perdido recientemente a una madre, le premiamos con una cerrada ovación. Era los menos que podíamos hacer por un buen hombre, amigo de sus amigos y noble a carta cabal.