Educación sí, sin peros
10/09/2012 - 12:21
La lectura superficial del artículo de opinión enviado por Sandra Moneo, secretaria de Educación del Partido Popular a El País con fecha de 2 de septiembre puede confundir y hacernos creer que todo lo que está defendiendo en su artículo es realmente lo que están buscando con el anteproyecto de ley y la reforma educativa que han puesto en marcha. Pero no sólo hay grandes discrepancias entre su artículo y dicho anteproyecto, sino que algunas de las medidas propuestas buscan un objetivo oculto mucho más profundo que lo que nos está contando (de cuento) la señora Moneo.
Lo primero que propone la señora Moneo es un desprestigio total del sistema educativo actual, planteándolo como un modelo fallido, sin siquiera decirnos cuáles son las fallas del sistema educativo planteado por la LOGSE. Es evidente que nuestro sistema educativo tiene problemas, no nos ha descubierto nada nuevo, lo que me provoca profunda desconfianza es que el camino emprendido por el camino popular vaya a conseguir solventar esos defectos. Con frases como La educación española está fallando en lo fundamental o sepamos si [ ] los alumnos que, por ejemplo, finalizan la educación primaria lo hacen teniendo conocimiento de lo mínimo exigible que es saber leer, escribir y resolver las operaciones matemáticas más básicas nos hace creer que los alumnos que terminan 6º de primaria no saben ni leer, ni escribir, ni sumar, ni restar (lo cual es absolutamente falso) y que eso es, además, culpa de la LOGSE y por tanto de los socialistas. Aunque hay que concederle que la LOGSE y quizá tampoco la LOE (a pesar de los esfuerzos) están ajustadas a la realidad social. Por ello hay que plantear una reforma profunda del sistema educativo que realmente se adapte a los desafíos que nos plantea el siglo XXI, que promueva el desarrollo de capacidades de los alumnos y que se adapte a la individualidad de los alumnos y a sus distintas características. En esto, al parecer, coincido con la señora Moneo, lo cual me alegra, aunque creo que no estamos muy de acuerdo en que las medidas que está llevando a cabo el PP (por ejemplo, no renovando contratos a 1700 profesores interinos en Castilla La Mancha) faciliten precisamente esa atención individualizada del estudiante. El hecho de que crean que limitando las materias van a favorecer la atención de los distintos intereses y capacidades del alumnado resulta en cierto punto histriónico.
Y si realmente creen que el modelo está obsoleto, o fallido, ¿por qué no proponen un cambio estructural profundo? Las medidas que se pueden percibir en su anteproyecto de ley no parecen sino meros parches (para hacer el sistema más a la medida de su ideología conservadora, reproductora de desigualdades sociales) que no buscan en la profundidad del cambio, amén de no explicitar qué modelo educativo es el que quieren para el país, porque no es suficiente con decir Educación sí, pero con calidad. A la Educación no se le debería poner ningún pero.
Las medidas sensatas, realistas y eficaces (palabras utilizadas en un claro ejercicio de ocupación del lenguaje) que se nos proponen son incoherentes:
Refuerzo de materias instrumentales: aumentando sus horas lectivas cuando ya tenemos una mayor carga en estas asignaturas que en un país como Finlandia que siempre se encuentra en los primeros puestos en el informe PISA, utilizado durante todo el anteproyecto de ley como referencia (aunque curiosamente en este apartado no lo emplean como un país a tener en cuenta). ¿No será una cuestión de modificar el enfoque de la enseñanza de estas materias antes que aumentar la carga lectiva?
Evaluación del sistema: en lugar de evaluar el sistema, plantean evaluar a los alumnos al final de sus etapas educativas, cuando ya no se puede hacer nada dentro de dicha etapa para corregir el rumbo, y con efectos académicos (repetición): midiendo en un solo día el trabajo de 6 años. Para que se evalúe la eficacia de un sistema, no evalúe a los alumnos y tome represalias contra ellos: no sería coherente. Además, debería establecerse un plan de evaluación bien detallado, con unos objetivos medibles y cuantificables, para ver el grado de consecución de los mismos, y así determinar las propuestas de mejora para el futuro, y saber por tanto si las medidas planteadas han sido eficaces.
Flexibilidad: pero luego a la hora de la verdad, el alumno que escoja la vía de la Formación Profesional tendrá muchos problemas para acceder a la vía académica. Si al cursar un PCPI no puede obtener el título de la ESO, ¿cómo va a poder cursar otros estudios que no sean F.P.? Lo que me lleva a la siguiente medida sensata:
Impulso de la F.P: expone la secretaria de Educación del PP que no existen caminos de primera ni de segunda. ¿Cómo se explica si, desde que el niño nace, en el sistema educativo no tiene otra opción, no recibe ninguna formación, más allá de la académica? Y si no triunfa, que se cambie a la Formación Profesional. Incluso sin títulos anteriores. Esto, señora mía, es desprestigiar la F.P., no impulsarla como quiere hacernos creer en su discurso.
Profesorado: nos dice Sandra Moneo que el profesorado es fundamental en el sistema educativo: una vez más, estamos de acuerdo. También estoy de acuerdo en que establecer un sistema de acceso a la función docente distinto y una carrera profesional más atractiva es positivo para que la gente tenga más ganas de ser Maestro, Maestra, Profesor o Profesora (así, con mayúsculas). Pero no son las únicas medidas: favorecer su trabajo facilitándoles horas para preparar las clases, no masificando sus aulas, remunerándoles convenientemente (y no bajándoles el sueldo los primeros como si fuese lo más fácilmente prescindible), y desarrollando una formación inicial y permanente realmente adecuada a lo que nuestro sistema educativo espera de ellos serían medidas igual o más sensatas y eficaces.
No me gustaría acabar sin hacer referencia a dos aspectos muy relevantes que se reflejan en el artículo: por una parte, el principio de igualdad de oportunidades, según ella roto por las diferencias entre comunidades autónomas. La igualdad de oportunidades se consigue limando las diferencias de partida, es decir, aquellas que están relacionadas con el nivel socioeconómico familiar, los estudios que alcanzaron los padres, el entorno en el que se encuentran los alumnos, etc. Esto se consigue de una forma muy clara: potenciando la educación infantil, desde el nacimiento para aquellos progenitores que lo deseen para su descendencia. Esto no se consigue eliminando profesores de apoyo en esta etapa educativa, la primera, ni relegando a esta etapa a una mera función asistencial, de cuidado de infantes. Y por otra parte, sobre la facilitación en la toma de decisiones por parte de los alumnos, muy relacionado con el impulso de la Formación Profesional que nos quieren hacer creer que es su objetivo. A los estudiantes sólo se les ofrece la vía académica en las primeras etapas educativas. Apenas se introducen las artes, la educación física, y se obvian totalmente otras habilidades o capacidades relacionadas con el mundo laboral. Si no tienen esa variedad de opciones, esa facilidad para escoger lo que realmente se ajusta más a su carácter, interés, capacidad será una opción tomada con un sesgo demasiado importante, influenciado por la noción de la vía profesional como una vía secundaria. Máxime cuando se obliga en algunas ocasiones a tomar esa decisión a una edad demasiado temprana: según la propuesta del PP ¡a los 13 años! A todas luces, parece una barbaridad. Por lo tanto, mi propuesta es ofrecer una amplia variedad de experiencias, con intercomunicación estrecha entre los profesionales de distintas áreas y distintos niveles, para conseguir un desarrollo armónico e integral de unas personas que no perciban ninguna de las vías ofertadas como inferiores a las demás.
Lo primero que propone la señora Moneo es un desprestigio total del sistema educativo actual, planteándolo como un modelo fallido, sin siquiera decirnos cuáles son las fallas del sistema educativo planteado por la LOGSE. Es evidente que nuestro sistema educativo tiene problemas, no nos ha descubierto nada nuevo, lo que me provoca profunda desconfianza es que el camino emprendido por el camino popular vaya a conseguir solventar esos defectos. Con frases como La educación española está fallando en lo fundamental o sepamos si [ ] los alumnos que, por ejemplo, finalizan la educación primaria lo hacen teniendo conocimiento de lo mínimo exigible que es saber leer, escribir y resolver las operaciones matemáticas más básicas nos hace creer que los alumnos que terminan 6º de primaria no saben ni leer, ni escribir, ni sumar, ni restar (lo cual es absolutamente falso) y que eso es, además, culpa de la LOGSE y por tanto de los socialistas. Aunque hay que concederle que la LOGSE y quizá tampoco la LOE (a pesar de los esfuerzos) están ajustadas a la realidad social. Por ello hay que plantear una reforma profunda del sistema educativo que realmente se adapte a los desafíos que nos plantea el siglo XXI, que promueva el desarrollo de capacidades de los alumnos y que se adapte a la individualidad de los alumnos y a sus distintas características. En esto, al parecer, coincido con la señora Moneo, lo cual me alegra, aunque creo que no estamos muy de acuerdo en que las medidas que está llevando a cabo el PP (por ejemplo, no renovando contratos a 1700 profesores interinos en Castilla La Mancha) faciliten precisamente esa atención individualizada del estudiante. El hecho de que crean que limitando las materias van a favorecer la atención de los distintos intereses y capacidades del alumnado resulta en cierto punto histriónico.
Y si realmente creen que el modelo está obsoleto, o fallido, ¿por qué no proponen un cambio estructural profundo? Las medidas que se pueden percibir en su anteproyecto de ley no parecen sino meros parches (para hacer el sistema más a la medida de su ideología conservadora, reproductora de desigualdades sociales) que no buscan en la profundidad del cambio, amén de no explicitar qué modelo educativo es el que quieren para el país, porque no es suficiente con decir Educación sí, pero con calidad. A la Educación no se le debería poner ningún pero.
Las medidas sensatas, realistas y eficaces (palabras utilizadas en un claro ejercicio de ocupación del lenguaje) que se nos proponen son incoherentes:
Refuerzo de materias instrumentales: aumentando sus horas lectivas cuando ya tenemos una mayor carga en estas asignaturas que en un país como Finlandia que siempre se encuentra en los primeros puestos en el informe PISA, utilizado durante todo el anteproyecto de ley como referencia (aunque curiosamente en este apartado no lo emplean como un país a tener en cuenta). ¿No será una cuestión de modificar el enfoque de la enseñanza de estas materias antes que aumentar la carga lectiva?
Evaluación del sistema: en lugar de evaluar el sistema, plantean evaluar a los alumnos al final de sus etapas educativas, cuando ya no se puede hacer nada dentro de dicha etapa para corregir el rumbo, y con efectos académicos (repetición): midiendo en un solo día el trabajo de 6 años. Para que se evalúe la eficacia de un sistema, no evalúe a los alumnos y tome represalias contra ellos: no sería coherente. Además, debería establecerse un plan de evaluación bien detallado, con unos objetivos medibles y cuantificables, para ver el grado de consecución de los mismos, y así determinar las propuestas de mejora para el futuro, y saber por tanto si las medidas planteadas han sido eficaces.
Flexibilidad: pero luego a la hora de la verdad, el alumno que escoja la vía de la Formación Profesional tendrá muchos problemas para acceder a la vía académica. Si al cursar un PCPI no puede obtener el título de la ESO, ¿cómo va a poder cursar otros estudios que no sean F.P.? Lo que me lleva a la siguiente medida sensata:
Impulso de la F.P: expone la secretaria de Educación del PP que no existen caminos de primera ni de segunda. ¿Cómo se explica si, desde que el niño nace, en el sistema educativo no tiene otra opción, no recibe ninguna formación, más allá de la académica? Y si no triunfa, que se cambie a la Formación Profesional. Incluso sin títulos anteriores. Esto, señora mía, es desprestigiar la F.P., no impulsarla como quiere hacernos creer en su discurso.
Profesorado: nos dice Sandra Moneo que el profesorado es fundamental en el sistema educativo: una vez más, estamos de acuerdo. También estoy de acuerdo en que establecer un sistema de acceso a la función docente distinto y una carrera profesional más atractiva es positivo para que la gente tenga más ganas de ser Maestro, Maestra, Profesor o Profesora (así, con mayúsculas). Pero no son las únicas medidas: favorecer su trabajo facilitándoles horas para preparar las clases, no masificando sus aulas, remunerándoles convenientemente (y no bajándoles el sueldo los primeros como si fuese lo más fácilmente prescindible), y desarrollando una formación inicial y permanente realmente adecuada a lo que nuestro sistema educativo espera de ellos serían medidas igual o más sensatas y eficaces.
No me gustaría acabar sin hacer referencia a dos aspectos muy relevantes que se reflejan en el artículo: por una parte, el principio de igualdad de oportunidades, según ella roto por las diferencias entre comunidades autónomas. La igualdad de oportunidades se consigue limando las diferencias de partida, es decir, aquellas que están relacionadas con el nivel socioeconómico familiar, los estudios que alcanzaron los padres, el entorno en el que se encuentran los alumnos, etc. Esto se consigue de una forma muy clara: potenciando la educación infantil, desde el nacimiento para aquellos progenitores que lo deseen para su descendencia. Esto no se consigue eliminando profesores de apoyo en esta etapa educativa, la primera, ni relegando a esta etapa a una mera función asistencial, de cuidado de infantes. Y por otra parte, sobre la facilitación en la toma de decisiones por parte de los alumnos, muy relacionado con el impulso de la Formación Profesional que nos quieren hacer creer que es su objetivo. A los estudiantes sólo se les ofrece la vía académica en las primeras etapas educativas. Apenas se introducen las artes, la educación física, y se obvian totalmente otras habilidades o capacidades relacionadas con el mundo laboral. Si no tienen esa variedad de opciones, esa facilidad para escoger lo que realmente se ajusta más a su carácter, interés, capacidad será una opción tomada con un sesgo demasiado importante, influenciado por la noción de la vía profesional como una vía secundaria. Máxime cuando se obliga en algunas ocasiones a tomar esa decisión a una edad demasiado temprana: según la propuesta del PP ¡a los 13 años! A todas luces, parece una barbaridad. Por lo tanto, mi propuesta es ofrecer una amplia variedad de experiencias, con intercomunicación estrecha entre los profesionales de distintas áreas y distintos niveles, para conseguir un desarrollo armónico e integral de unas personas que no perciban ninguna de las vías ofertadas como inferiores a las demás.