El 11-M

15/03/2014 - 23:00 Javier del Castillo

Se equivocó el Gobierno al no convocar una reunión de urgencia con el resto de las fuerzas políticas representadas en el Parlamento, y se equivocó la oposición cuando decidió rentabilizar electoralmente la magnitud de aquella tragedia. Una vez más, el país quedó dividido y enfrentado, sobrevolando por encima del dolor de las familias que lloraban, junto a los andenes y en los hospitales, a sus seres queridos. Pese a las ausencias de Aznar y Zapatero en la Almudena, la conmemoración del décimo aniversario del 11-M ha sido una llamada a la unidad. Yo diría que hasta ha servido de alivio, después de tanta ignominia y tanta manipulación interesada. Las acusaciones y reproches, que tanto han empañado el recuerdo de los fallecidos en el mayor atentado terrorista de la historia de España,han dejado paso a la solidaridad. El 11 de marzo de 2004 es una fecha demasiado terrible y cruel como para seguir enturbiándola con sospechas infundadas e indicios que no han sido previamente verificados. Bombas en los trenes… No puede ser, pensaba mientras me dirigía a la radio, pero claro que lo era. “Se anula la entrevista de Luis del Olmo a Mariano Rajoy”.
Recuerdo que llamé a las agencias de noticias que habíamos acreditado el día anterior y no les cogió de sorpresa. Todo lo contrario. Como habíamos hecho en la radio, las cámaras de televisión tenían ya puesto el foco en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo del Tío Raimundo. Unos minutos después, a la redacción de Ortega y Gasset no dejaban de llegar datos cada vez más estremecedores sobre la masacre y llamadas de testigos impresionados. Pero seguíamos sin saber la identidad de los terroristas. Todos decían que había sido ETA, incluido Ibarretxe, hasta que empezó a tomar cuerpo la posible implicación de alguna célula yihadista. Nos mirábamos con gestos de desolación e impotencia. Pasaban las horas, salían al aire más testimonios dramáticos, pero permanecían inamovibles los mismos interrogantes. ¿Por qué en trenes de cercanías? ¿Cómo es posible que no se haya logrado impedir la tragedia? ¿Qué sentido tiene destrozar la vida de inocentes? Muchas dudas, muchas incógnitas y ninguna respuesta convincente.