El argumento que hay que conocer

23/03/2012 - 15:51 Redacción

Estamos en una época de  capricho y sin razón. ¿Encuentran normal que una mujer diga que la maternidad no es un derecho de la mujer? ¿Consideran normal que el verdadero derecho sea el aborto? ¿Encuentran normal que se pueda acabar con un ser humano, porque sí? Pues eso es la Ley de Plazos. ¿Encuentran normal que la píldora y el aborto sean los anticonceptivos que usa la juventud? ¿Podemos seguir con la Ley Aido para mayor beneficio de las clínicas abortistas y pagadas con dinero de todos? ¿Podemos seguir poniendo obstáculos a la objeción de conciencia de los médicos en general y de los médicos de atención primaria en particular?
Pero se ha dado un paso más, en una revista británica: dos filósofos italianos, acaban de defender el aborto post parto, o el aborto después del nacimiento. Han desencadenado con su provocación una gran polémica a nivel mundial. Ellos dicen que si el aborto es permitido antes de nacer, los mismos argumentos deberían servir para “abortar” o acabar con un bebé después de nacer. La razón es que el feto y el bebé ya nacido  son el mismo ser. Si hay argumentos para el aborto hasta ayer, por qué no van a servir las razones al día siguiente. Y afirman lo mismo uno que otro, carece de racionalidad, capacidad de decisión y personalidad que justifique el derecho a la vida.
 Su argumento es pura falacia. Que sea el mismo ser no quiere decir que se pueda matar. La ley califica de infanticidio a lo que ellos llaman “aborto post parto”.  Si es un crimen, contra un infante (niño o niña), llevando su argumentación a sus consecuencias lógicas, se debería de prohibir también el aborto antes del parto, porque es un crimen, y porque se trata del mismo ser. Si es un crimen después, ¿por qué no lo va a ser antes? ¡Lo es! Y no se pueden amparar en que aún nos son personas, ni racionales, ni conscientes. Otro argumento de puro subjetivismo. ¿Quién concede esas dotes, cuándo y por qué?
  Acertadamente el catedrático de Bioética Nicolás Jouve puntualiza acertadamente: “La racionalidad (del latín ratio, del griego logos) indica todas las capacidades superiores del hombre: inteligencia, amor, moralidad y libertad. Pero no es necesario que la racionalidad esté presente en acto, es suficiente con que esté presente en potencia, como ocurre en las primeras etapas de la vida. Por ello, se debe afirmar que un discapacitado mental, un embrión o un feto, al igual que un ser humano recién nacido, o una persona que duerme o está en coma como consecuencia de un accidente, son personas. Conviene salir del concepto erróneo de que se han servido algunos ideólogos, de que ser persona es ser consciente. La capacidad de la autoconciencia es consustancial con el ser humano, forma parte de la humanidad y como muy bien señalaba la Dra. Vila-Coro: «un individuo no es persona porque se manifiesten sus capacidades, sino al contrario, éstas se manifiestan porque es persona: el obrar sigue al ser; todos los seres actúan según su naturaleza».
 La ideología es una borrachera interesada, que no procura conductas responsables. Por eso vende fácilmente  “derechos” que no supongan sacrificio, ni compromisos, ni realizar “sexo con seso”.  Si ello supone “un embarazo no deseado”, y eliminar a un ser humano, pues se le elimina, porque según ellos “es un derecho”.  Pues NO, matar no es un derecho.  Y se trata de un ser humano, de una persona. Más pequeña, cierto, pero tú y yo, hemos sido así.