El ataque de fiebre de Artur Mas
20/09/2012 - 19:09
Que al presidente de la Generalitat se le va acabando el tiempo es de cajón. Tirar para delante en el independentismo sólo tiene una lectura: no hay otro camino para salvar los muebles; a los suyos propios me refiero. Por eso no es de extrañar que el gusanillo independentista se le haya convertido en una víbora agresiva y devoradora: ahora o nunca. ¿Alguna vez existió un sentimiento independentista catalán tan virulento?, lo dudo. Y el problema es que, si no consiguen su propósito, estamos abocados a un punto de no retorno en el que tal agresividad puede convertirse, desgraciadamente, en un grave conflicto social. Los políticos ayudan poco, Rosa Díez ya hablaba de anular la autonomía catalana; más leña al fuego. Todos han echado mano del manual de la más vil propaganda y se han puesto el traje de faena. A saber, la primera regla dice que hay que simplificar el mensaje; un mensaje persuasivo que se dirige a las masas tiene que ser sencillo, vamos algo así como resumir toda una doctrina o pensamiento en un texto breve y claro: España es la culpable; un concepto muy claro, por lo que todos los españoles somos culpables por simpatía y los catalanes no, por ello es necesario la independencia, de tal forma que si se independizan seguramente las cosas les irán mucho mejor. España es la culpable, no es ni metáfora, ni símil, ni aliteración, ni paradoja, es tan sencillo como la personificación del miedo; romper o quemar sus símbolos es lógico; puesto que el enemigo único es España, hay que romper con todo lo que signifique ser español. Acabar con el español o castellano y los toros (a mí tampoco me gusta que los maten, la verdad) es todo uno, quemar la bandera española, fotos de los Reyes y demás es la consecuencia lógica. Lo del mobiliario urbano destrozado ya es la otra consecuencia de la agresividad descontrolada pero es lo que hay; lo decía Lippman cuidado con el rebaño desconcertado cuando brama y pisotea; refiriéndose a la ciudadanía, desatada. Cierto que demonizar al enemigo es muy rentable en términos políticos, pero muy peligroso verdaderamente y creo que la irresponsabilidad de los políticos catalanes puede llevarles a un callejón sin salida. Mas amenaza con adelantar las elecciones si no llega a un acuerdo con Rajoy; demasiado farol si pretende echar la culpa al estado español y no a los despropósitos propios que no ajenos. Se exagera y desfigura la información para destacar sólo lo que interesa. Decía el ministro de la propaganda nazi, Goebbles, que toda falsedad es más creíble cuanto mayor sea; qué decir sobre el particular, todos podemos sacar conclusiones. Es la desinformación pura y dura. El mensaje se simplifica, la información se exagera y desfigura pero falta la orquestación. Es necesario que el mensaje se repita hasta la extenuación y aumentar su ritmo dependiendo de los tiempos. Por cierto que, para ser plenamente efectivos, hay que contar con el apoyo de los medios de comunicación. Lo de la fórmula bismarckniana del fondo de reptiles es la que hay que seguir. Aquí encaja la perfección la táctica militar de la diversión, que no es otra que preparar el terreno para un ataque principal y demoledor. Por todo ello, es obligatorio asociar las ideas a los sentimientos primitivos preexistentes en la masa: los catalanes son los más preparados, los más inteligentes y listos, ahorradores (ya se ve), quienes han sabido trabajar y no irse de fiesta todos los días como otros (aquí el andaluz se pone como imagen, aunque sea otra vil mentira), la quintaesencia del desarrollo y el futuro más alentador. En fin, podríamos seguir con todas las falsedades que se nos ocurrieran pero lo cierto es que los catalanes, en su totalidad, los puros claro está, son diferentes; de ahí a que el cerebro sea más grande y que el índice de inteligencia más alto sólo haya un pequeño pasito, dado desde hace muchísimo tiempo por quienes piden la independencia. El contagio es el último paso; se inocula una mensaje en la audiencia y todo el sector al que va dirigido, tarde o temprano, lo aceptará. Muy negativo veo el sendero emprendido por CIU que nos puede llevar al no retorno y no porque no queramos ser complacientes los demás con los catalanes sino porque no se pueden hacer efectivas sus peticiones en esta ocasión. Peticiones claramente sobre dimensionadas que en nada benefician la imagen que los demás tenemos de ellos, por su falta de solidaridad y poco realismo.
El ataque de fiebre de Artur Mas mucho me temo que se inició de forma inducida aunque provisional y, sin quererlo, se ha convertido en permanente.
El ataque de fiebre de Artur Mas mucho me temo que se inició de forma inducida aunque provisional y, sin quererlo, se ha convertido en permanente.