El Bien-estar
02/01/2015 - 23:00
Es un deseo, es un propósito, es algo que se alcanza y se pierde. Que depende de uno mismo y de los demás. Bien-estar físico, emocional, social. Más allá de la búsqueda de la efímera felicidad, está la armonía, el equilibrio, el gusto por el bienestar. Un estado sin sorpresas, sin alto ni bajos, sin culpabilidades, sin arrepentimientos, sin disgustos, sin lágrimas, sin perdones. Y todos sabemos que el bien-estar existe, pero que también se pierde y que ocasionalmente es difícil de reencontrar. Un dolor, una palabra que nos golpea, un mal gesto, una hipoteca, un familiar que nos hiere, una ausencia, una percutiente preocupación desestabiliza ese equilibrio inestable al que llamamos bien-estar, y que tiene un componente del yo, pero no menos del tú, del vosotros. Podemos disfrutar en un sitio austero y sencillo y sin embargo no alcanzarlo allí donde todas las comodidades te son dadas.
El bien-estar tampoco depende de la edad, quizás sí del cumplimiento de las expectativas, de las demandas, de la valoración de los otros, de la ausencia del dolor y del sufrimiento. Bien-estar con los seres queridos, con los amigos, con la naturaleza, con la práctica del deporte, con una inacabable tertulia. También se puede estar bien acompañando al que sufre, donando al que carece, sabiéndose altruista y buena persona. Bien-estar, en un proyecto existencial, en un gusto por facilitar la vida a aquellos con los que nos encontramos, por regalar una sonrisa, una palabra amable, una frase que busca ser ingeniosa. El bien-estar quizás no se hereda, ni se adquiere, no se compra, se conforma, se elabora con las propias manos, con el propio ser. Aprendiendo a dar las gracias, aprendiendo a despedirse, aprendiendo a contemplar, a sentir, a compartir, a sentirse concernido. Claro que el bien-estar tiene límites y condicionantes. Pero en eso estamos, en un vivir que hay que llenar de sentido y en lo posible de bien-estar.