El casco histórico y la A-2

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Editorial
Diseñar el crecimiento de una ciudad no es nada fácil, menos lo es convencer a todos con el planteamiento elegido. En estas vicisitudes anda el equipo de Gobierno municipal y los autores del proyecto del nuevo Plan de Ordenación Municipal, el documento que debe fijar cómo se expandirá la ciudad en los próximos años.
El documento será el de transición entre el crecimiento desorbitado de los últimos años y el de los nuevos tiempos que llegan con incertidumbre para todo el sector inmobiliario. Tras las primeras rondas con los sectores implicados en el tema urbanístico, sobresale la preocupación que desde hace décadas está vigente en la expansión de la ciudad. Por un lado, la A-2 continúa siendo una barrera que estrangula el crecimiento de la ciudad. Hasta que no exista una solución definitiva para desviar el tráfico de esta arteria de comunicación nacional, poco se puede hacer por vertebrar ambas orillas de la actual carretera. Por otro, el casco histórico sigue languideciendo entre el proteccionismo impuesto en los últimos años a su desarrollo como centro comercial y de ocio y determinadas acciones erráticas que en el último medio siglo han acabado con buena parte de su personalidad. Son los dos polos del crecimiento urbanísticos de la ciudad. El de las conexiones a través de vías de alta capacidad y el de la protección del patrimonio histórico-artístico. Conjugar ambas vertientes logrará establecer una ciudad equilibrada, dentro del sosiego urbanístico que este nuevo plan quiere imprimir después de los años del vertiginoso desarrollo. El POM no quedará plenamente tramitado hasta dentro de dos o tres años, tiempo suficiente para pulir aquellos aspectos que podrían mejorar el contenido final del proyecto. Es momento de pensar en grande, y no quedarse en expansiones pequeñas que no contemplen el crecimiento a largo plazo que, sin duda, vendrá condicionado por lo que se haga ahora.