El divino calvo

03/04/2013 - 00:00 Santiago López Castillo

  
  
  
  En tiempos -no muy lejanos- los jueces y magistrados convivían con la prudencia, el sigilo y el anonimato. Hasta que la política se les metió hasta los tuétanos. Entonces, el óxido de la pasión e intriga les corroyó. Relevantes fueron los casos de García Pelayo (Rumasa) y García Barbero (Filesa) que ante la presión mediática y murieron o se quitaron la vida. Ambos sucesos -no pretende usted ser demagogo ni torticero- tenían como sujeto instigador el Partido Socialista Obrero Español. Hasta que ha llegado el asunto Bárcenas, supuestamente un chorizo de tomo y lomo, mil horas de telediarios, mientras que los ERES de Andalucía se silencian en aquella región, o, como mucho, dos frames (imágenes por segundo) en los medios restantes del país, y no digamos los periódicos que no publican nada, viva el PER y sus secuaces. Andalucía, la región de mayor número de parados, y nadie protesta.
 
  Robo a un pueblo y viva er Betis manque pierda. Perdón si me explayo. Garzón descubrió el egocentrismo, la ambición y el arribismo. La judicatura abrazaba el divismo de las puñetas. También la política. Quiso ser ministro de Justicia con Felipe González, hizo soflamas contra la derecha, que había que borrar del mapa, lo mismo que proclama la izquierda radical y marcó la equis (Mr. X) del GAL. Su ego se fue acrecentando: Pinochet, las madres del Mayo argentino, reconocimiento internacional, cacerías con el ministro socialista Bermejo, hijo de franquista, disparos a la derecha, nunca a la izquierda en esta fase, memoria histórica, se puso histérico, y mandó pedir el acta de defunción de Franco, no fuera a ser que se levantara y andara, anduviera, gilipollas, e intentó ponerse la botas con el caso “Gürtel” grabando a los abogados de los presuntos implicados incurriendo en prevaricación, lo más sangrante que se le puede aplicar a un juez. De acusador a Gómez de Liaño hasta echarle de la carrera judicial, pasó a la inhabilitación por el C.G.P.J.
 
   Manifestaciones, rasgaduras de las vestiduras, la izquierda en estado puro (los que dicen que acatan las sentencias judiciales pero no las comparten). Bueno, pues Gómez Bermúdez es un calco de Garzón, además de amigo. Otro egocéntrico de tomo y lomo. El que dictó sentencia sobre el juicio del 11-M culpando a cuatro moritos de la mayor masacre de España, cuando el divino calvo manifestó, en su caso, que los autores (?) irían caminito de Jerez. ¿Dónde están, señoría? Eso no se lo cree ni Dios. Este juez, a lo Yul Brynner, busca la política para erigirse en juez supremo. Qué más me da que me da lo mismo. Estos jueces divididos en “para la Democracia” y “Francisco de Vitoria”, buenos y malos, de derechas e izquierdas, serán justos cuando sean simplemente jueces.