El elemento inherente al hombre es el amor

03/03/2014 - 23:00 Juan García

Tras reconocer las dimensiones biológica, familiar y social del ser humano, el cuarto elemento inherente al hombre y que alcanza su máxima expresión en el matrimonio y en la familia natural es el amor. El ser humano está hecho para amar. Como bien señalaba Juan Pablo II: “La sexualidad humana… comporta la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don y –mediante este don– realiza el sentido mismo de su ser y existir”. De forma parecida, el papa emérito Benedicto XVI afirma que “…el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural”.
Esto mismo lo expresaba el genetista americano de origen ucraniano, Theodosius Dobzhansky (1900-1975), cuando señalaba que el comportamiento ético es innato en el hombre, en cada persona, y que se fraguó en la especie humana del mismo modo que muchas de sus peculiaridades físicas, por “selección natural”. Opinaba que lo más genuino y elevado de la ética humana es el mandamiento del amor universal y el servicio a los demás, que se centra en la familia como célula de la sociedad.