El Festival de Hita y las caras conocidas

04/12/2011 - 00:00 Redacción



  El Festival Medieval de Hita vivía ayer una nueva intensa jornada para los anales de la provincia. Aunque tradicionalmente es el mes de julio el que se asocia a este evento y a esta localidad, desde que cumpliese medio siglo de vida, el año pasado, ya se ha convertido en una buena costumbre eso de alargar la celebración con eventos a los largo de todo el año. Si para la celebración de las bodas de oro se elaboró un completo calendario de actividades entre las que destacaron una exposición fotográfica retrospectiva de las 50 ediciones del festival, conferencias, lecturas públicas del Libro del Buen Amor, una semana temática de cine y un curso en la universidad de verano de la UNED, entre otros, para este año el segundo acto estrella ligado al festival ha sido esta jornada cultural. El actor Juan Echanove era nombrado ‘II Arcipreste del año’, recogiendo así el testigo de su compañero de profesión José Sacristán. Aunque en un principio estaba previsto hacerlo junto a las tradicionales justas que en verano se celebran en el palenque, las comidas medievales y las representaciones teatrales, la apretada agenda del actor ha favorecido que, ahora, se retome el hilo de un festival que se renueva año a año sin perder el reflejo de la constancia del escritor y filólogo Manuel Criado de Val, quien en julio de 1961 se encargó de organizar la representación teatral y de la apuesta de los vecinos y las autoridades para que, lo que ya es una tradición, se siga manteniendo como referente y seña de identidad de un pueblo que ha sabido aprovechar lo mejor de sí mismo para convertirse en pionero de iniciativas turísticas de interior. La celebración del medio siglo de vida del Festival Medieval se convirtió en un punto de inflexión y en la actualidad, a pesar de la crisis y de la situación económica del país, se empieza a recoger la cosecha. Hita es cada día un pueblo más reconocido dentro de los circuitos turísticos, y ya cuenta con dos caras muy conocidas como embajadores de lujo. s precisamente ahí, donde más hay que incidir, y donde no se puede bajar la guardia.