El fuego: un triste recuerdo
03/08/2012 - 17:27
Triste recuerdo el que nos venía a todos cuando en la mediodía del pasado miércoles un incendio volvía a poner la piel de gallina a toda Guadalajara. Las llamas comenzaban en las proximidades del casco urbano de Chequilla y apenas dos horas después ya había llegado al término municipal de Checa. El fuego continuaba en su implacable avance hacia el cerro Juan Lorente y la Atalaya y subía hacia la Espineda, donde los vecinos, provistos con tractores y otras herramientas conseguían detenerlo y salvar esta zona de pinos característica de la localidad. Las poblaciones más cercanas empezaban a desalojarse y de nuevo el pánico acechaba a los que hace siete año vivían una situación similar de resultados debastadores: 13 hectáreas quemadas y11 vidas perdidas. Ahora, cuando hace tan solo unas semanas se daba por zanjado ese triste capítulo con el cierre del juicio, de nuevo el recuerdo volvía a la cabezas de todos. Sin embargo, en esta ocasión, la rápida actuación y el incremento de medios han evitado una tragedia mayor. Aún cuando no se ha dado por atajado el incendio, todo apunta a que la cantidad de hectáreas quemadas no tendrán parangón con las arrasadas en 2005. En la zona se han podido ver todo tipo de efectivos, tanto terrestres como aéreos, que han trabajado sin descanso para intentar evitar, en lo posible, que una joya de nuestra naturaleza como el Parque Natural del Alto Tajo perdiera su esplendor. Aunque aún no ha cifras oficiales sobre las hectareas que han ardido, se baraja que podrían ser un millar. Sin duda es una amplia extensión pero nada comparable a la tragedia que vivió esta zona. Quizá las críticas sobre los recortes en personal sean ahora más palpables, aunque hemos de reconocer que la actuación de la administración no puede haber sido más rápida. A pesar de ello, las labores de mantenimiento del bosque, que se deben realizar a lo largo del año, no se pueden olvidar. Como tampoco debemos pasar por alto la responsabilidad de todos, cuando muchos de estos incendios se provocan por los descuidos, involuntarios, de unos confiados ciudadanos que juegan con fuego sin tener en cuenta las terribles consecuencias.