El helicóptero

13/03/2011 - 00:00 José Luis Maximiliano

La actual Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, que permite no sólo que gastos de hasta 50.000 euros (más IVA) puedan llevarse a cabo sin ningún proceso de contratación, sino que éstos se adjudiquen a dedo, propicia las corruptelas. Puede que en las Administraciones Central y Regional esa cuantía, aplicable a los contratos de obras, sea razonable, pero en un Ayuntamiento como el de Guadalajara la cosa es diferente, como se ha demostrado con el caso de los contratos con las empresas de López Armada, sobre todo si tenemos en cuenta que este tipo de contratos es una de las vías de entrada de las empresas (no la única) para trabajar con la Administración. De hecho, las empresas ligadas a ese señor han obtenido adjudicaciones en esta legislatura en el Ayuntamiento y en los Patronatos de Cultura y Deportes, por importe de más de un millón de euros entre contratos menores y mayores. Esta persona, que evidentemente tiene un contacto en el PP del Ayuntamiento de Guadalajara, no sabemos todavía a qué nivel, pero que si el Alcalde, Antonio Román, niega serlo, tiene que ser alguien muy cercano a él, dirige un entramado de empresas cuyo objetivo principal es “llevárselo todo crudo”, no pagando a casi nadie, manteniendo importantes deudas con Instituciones Públicas y con trabajadores, y eso su padrino, la persona que le introdujo en el Ayuntamiento , lo sabía.
   A estas alturas del caso, no sólo es importante establecer si se actuó o no legalmente, cosa que parece que decidirá la justicia, si finalmente todos los que han anunciado acciones legales las llevan a cabo. Lo más importante de todo esto es que el padrino conocía perfectamente las prácticas que este empresario llevaba a cabo y, a pesar de ello, facilitaba las contrataciones, en unas ocasiones llamando directamente a una de las diversas empresas de la trama, en otras pidiendo presupuestos a varias empresas y en ocasiones el paripé era más descarado pidiendo los presupuestos sólo a empresas relacionadas con la persona en cuestión. El resultado siempre era el mismo: la adjudicación del contrato a empresas del entramado. Es necesario determinar quién es el contacto de este empresario en el Ayuntamiento de Guadalajara, que si no es el Alcalde tiene que ser necesariamente alguien de su entorno más cercano, y también es necesario que el Alcalde cese a esa persona, cosa que hasta ahora no ha hecho, no sabemos si porque no quiere o porque no puede, lo que en cualquier caso deja al Alcalde en muy mala posición. También hay que determinar si los favores han sido o no gratis y si así ha sido, saber quién se ha lucrado con la operación, por supuesto yendo más allá de los viajecitos en el helicóptero de marras.