El IPC y la pérdida del poder adquisitivo
15/12/2011 - 00:00
Podrá parecer una incongruencia que en la situación económica en la que se encuentra nuestro país, los precios sigan subiendo. Sin embargo, no lo es. Según los datos hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística, el IPC subió en España cuatro décimas en noviembre en relación al mes anterior, arrastrado por la temporada de invierno en vestido y calzado, pero bajó una décima en tasa interanual, hasta el 2,9 por ciento, gracias al abaratamiento de gasolinas y medicamentos. Guadalajara, no se situó muy lejos de la media. Así, durante ese mes la provincia vio como los precios se incrementaban en cuatro décimas lo que suponía un aumento interanual del 3,4 (el más alto de la región después del de Toledo). Aquí, también el vestido y calzado, fueron los sectores que tiraron de los precios, seguidos de los relativos a la vivienda, el menaje y el transporte. Se venía a confirmar lo que el día antes ya nos anunciaba la oficina estadística europea Eurostat, y es que seguimos perdiendo poder adquisitivo. Aunque eso puede parecer una obviedad, pues todos hemos notado en nuestra economía doméstica la recesión, lo cierto es que en 2010 nuestro poder adquisitivo, descendió tres puntos porcentuales respecto de 2009 por efecto de la crisis económica y las subidas de precios. Este descenso refleja el paulatino deterioro sufrido en nuestro país, sobre todo en comparación con el resto de la zona euro. Además de las dificultades económicas, en el descenso influyó la inflación, que superó la media de los países de la moneda única. De hecho, cada vez nos alejamos más en este ranking de los países del llamado núcleo duro de Europa poniéndonos por debajo de la zarandeada Italia y superando por la mínima a otros países como Chipre. No hay duda de que años atrás vivíamos por encima de nuestras posibilidades y ahora, en un momento tan duro, no sirve sólo con que las administraciones se aprieten el cinturón. El españolito de a pie también lo ha hecho, lo hace y lo hará obligado no por los organismo europeos sino por su propio bolsillo.
ocencia, es lo que se debe probar el jurado, y ante ello los medios lo único que debemos .