El ministro de las bombillas

22/07/2011 - 19:00 Ricaedo de la Mano

La política energética del ministro Sebastián es nefasta. A mí, como un ciudadano más, me da la sensación de que se está riendo de nosotros. Primero, con aquello de regalar una bombilla a cada español, con el objeto de concienciar sobre el ahorro energético, cuando las administraciones públicas siguen gastando millones de euros debido a que la iluminación de sus edificios o monumentos es poco eficiente. Por cierto, me resulta gracioso lo de la ayuda para iluminar eficientemente los monumentos de nuestras ciudades. Por lo visto, cada luminaria cuesta 500 euros y se tarda en amortizar 10 años. Si antes de este tiempo se encuentra otro dispositivo más eficiente, el antiguo se tira a la basura y se sigue gastando dinero. Está por ver, por cierto, si cada una de estas luminarias duraría ese tiempo, ajena a los actos vandálicos o inclemencias climatológicas. La cuestión del aire acondicionado es otra mofa. Para ahorrar energía dice que hay que poner el aire acondicionado a 27 grados. ¿Alguno de ustedes ha probado en su coche poner el aire a esta temperatura? Se morirá, seguro, de calor, porque los dispositivos de climatización entran automáticamente en modo de calefacción a esa temperatura. Pero por su culpa, los diputados tienen que aguantar 29 grados centígrados en el Congreso, porque el sistema de aire acondicionado que hay es inestable y distribuye el caudal de forma irregular, dependiendo de dónde se esté. Pero no quiero dar ideas, porque Sebastián es capaz de cambiar todo el equipamiento de climatización y gastarse un millón de euros, por poner un ejemplo, en unos dispositivos eficientes que, a lo mejor, de averían a la primera de cambio y hay que gastarse, de nuevo, un dinero en arreglarlos. O entra el PP y no le gusta… Lo de los neumáticos es de risa. ¿Ustedes recuerdan que el Gobierno iba a subvencionar aquellos que son ecológicos? Que me diga alguien donde ha visto uno de esos, y si lo ha visto, que me cuente el precio y si, como dicen, ahorra un tres por ciento de carburante… Algo ridículo. ¿Y qué me dicen de los coches eléctricos, que el más barato cuesta tres millones de las antiguas pesetas? Cuando quiera amortizar su coste se ha averiado. O lo del asunto del biodiésel, que iba a ser la salida a la explotación de recursos y la contaminación. ¿Dónde lo puedo echar si lo están retirando porque se han dado cuenta de que no es rentable en ningún sentido y lo único que hace es subir los precios del maíz en los países empobrecidos? En fin, seguimos matando moscas a cañonazos buscando el vellocino de oro y, entre tanto, nosotros sí que seguimos con la corbata al cuello, con el nudo bien apretado por la crisis, y no como Sebastián, que no la lleva, porque dice que, en verano, hay que pasar un poco de calor con tal de tener eficiencia energética.